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La postal del beso de klimt

Publicado el 15 abril 2019 por Mediasmentiras @mediasmentiras
LA POSTAL DEL BESO DE KLIMT
      Es una tarde de domingo rara. Me pongo las gafas para concretar la fecha del calendario que se proyecta en la pared con cifras rojas potentes.
- "15 de abril de 2029, joder, cómo pasa el tiempo" - Comento a mi robot asistente que me trae cafés con leche generados por la impresora.
Leo que Kirk Douglas ha vuelto al cine, su hijo no tuvo tanta suerte y ahora está en otro sitio más tranquilo, congelado, como Walt, que sigue esperando su turno para regresar.
Encuentro una caja con postales variadas. Hay de todo. Una me llama la atención especialmente. La reconozco por la foto que la acompaña, es el beso de Gustav Klimt.
Bajo el hilo musical, Ludovico pierde potencia.
Pone la fecha, no tiene matasellos. Es del 14 de abril de 2019.
Han pasado muchas cosas desde entonces, por ejemplo rechacé el Planeta. No necesitaba el dinero del premio, ya me había forrado con la adaptación estadounidense de LA SONRISA DEL MELÓN. Bradley Cooper estaba muy bien. Gané un Óscar. Lo tengo en el baño.
Me pierdo, mi déficit de atención siempre me traiciona.
La postal lleva fecha pero no fue enviada. No me atreví. Era gilipollas. Con el tiempo aprendí que hay que arriesgarse para conseguir el éxito.
El texto es el siguiente:
    Querida XXX (oculto el nombre de la interesada porque por la Ley de protección de datos, si aportas datos personales te cortan un pie); 

 Me encantaron esos dos besos que te robé en aquel aparcamiento del centro comercial. El abrazo no tanto, me quedó flojo. Es mejorable.
Pocas veces he sentido esto tan jodidamente raro que me pasa: una molestia estomacal que indica que algo se ha revuelto ahí. No sé qué es pero me gusta.
Sé que ahora estás descubriendo una nueva forma de vivir, de quedar con gente, de conocer a gente, y sé que es necesario y saludable. 
Bien, pues yo quiero estar dentro de tu rutina, pero con reincidencia, con continuidad, no irme. 
Probar a que sabe todo lo tuyo, escucharte como si fueras una profesora de niños chicos. 
Aprender, complementarnos, disfrutar juntos.
Entiendo que quieras vivir nuevas experiencias y creo que no es excluible, no en parte. Podemos sumar juntos. 

Podría esperar a que me llamaras para cenar pero luego pasan cosas, suceden serendipias, y nunca se sabe cuando se va a cruzar otro más valiente que yo que sepa besar como se hacía en las películas de los años 80, con ósculos (no debí usar este término, lleva a equívocos) que señalaban el camino a seguir sin dudas. Que disipaban miedos.

También he pensado en qué pensarías al recibir esta postal, no sé, espero atreverme y no quedarme con la duda. No tener que lamentar ucronías ( otra palabra pedante innecesaria)
Pues eso, que espero verte pronto y no dejar de verte nunca. 
Quiero todo contigo, si me lo permites. 

Un beso,
Carlos del B. Iglesias (firmé como en los libros, fueron los nervios)
Como podéis suponer nunca la envié. Fue escrita porque aquel día se cayó Whatsapp (para siempre) y preferí ponerlo por escrito a llamar por teléfono.
Al no tener noticias mías quemó Tinder y yo me quemé solo, por cobarde, por idiota, por imbécil... Mi posterior promiscuidad tras conocer que tenía novio no me consoló, de hecho me hizo más miserable.
Me he dicho mil insultos al espejo, no me he perdonado.
Todo podía haber sido diferente si esta postal hubiera llegado a su destino aquel domingo de abril, que hoy recuerdo gris pero que seguramente fuera soleado.
Nunca os quedéis con las ganas. Hay trenes que no se deben dejar pasar.

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