Revista Coaching

La potencia de la concentración en tu efectividad

Por Jofoba @jordifortunybad

Contrariamente a lo que podríamos pensar en primera instancia, la gente con alta efectividad no es la que tiene capacidad para hacer muchas cosas al mismo tiempo, es justo lo contrario. Efectividad significa ser capaz de hacer solo una cosa.

¿Parece sencillo, no? pues obsérvate… realmente cuando estas haciendo algo ¿estas solo pensando en eso mientras lo haces?

Como nos menciona Peter F. Drucker al hablar de los ejecutivos efectivos: si hay un secreto en la efectividad, es la concentración. Los ejecutivos efectivos hacen primero lo que hay que hacer primero y, de esto, hacen únicamente una cosa a la vez.

Hacer solo una cosa a la vez significa que todo tu potencial está centrado en esta tarea y así al final necesitas mucho menos tiempo para ejecutarla. Y no solo obtendremos un menor tiempo de ejecución, probablemente la calidad del resultado también será mejor.

El peso que tiene la concentración en nuestra efectividad es mucho más determinante de lo que puede parecer. De hecho, creo que es de aquellas cosas que parecen tan evidentes que no hace falta hacerles caso, ni hacer hincapié en su papel decisivo. Las damos por supuestas y no les prestamos atención hasta que realmente nos damos cuenta que sin ellas, el resto tiene poco sentido.

El guerrero exitoso es un hombre común, con un foco similar al de un laser. Bruce Lee.

Y no estamos hablando solo de gestionar las interrupciones, que también, sino que se trata de estar al cien por cien comprometidos con lo que estamos haciendo. Podemos estar solos, sin notificaciones, ni nada que externo nos distraiga, y aún así, no conseguir concentrarnos totalmente en la tarea que nos ocupa.

Además de la concentración durante la ejecución en sí, es igualmente importante la concentración en el qué. Debemos saber poner el foco en las tareas, proyectos o áreas que más influyen en nuestros propósitos o que producen mayores resultados.

Distinguir lo importante dentro de todo el ruido diario al que estamos sometidos, asignarle tal prioridad y, cuidado!, ser capaz de mantenerla. Hacer primero lo primero. O lo que es lo mismo, aplicar y ser consecuentes con las prioridades que asignamos. Así de simple.

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