Revista Arquitectura

La Potocine

Por Redfundamentos @redfundamentos
OBRAS

LA POTOCINE, AUTOCONSTRUCCIÓN Y AUTOGESTIÓN EN BOGOTÁ · 07/02/2019

La Potocine (2016) es un proyecto de autoconstrucción y autogestión cultural de la primera sala de cine no comercial y de gestión colectiva de Ciudad Bolívar, Bogotá, Colombia.

El contexto

Potosí es un barrio situado en el borde urbano-rural de la localidad Ciudad Bolívar en Bogotá (Colombia). Se trata de un contexto golpeado por el desplazamiento forzado, la delincuencia, la exclusión e inequidad social y territorial. Tiene un déficit alarmante de espacios públicos y comunitarios, aunque cuenta con sofisticados mecanismos de organización comunitaria y barrial, herencia de las dinámicas de autoconstrucción barrial de los años 80, y de organizaciones comunitarias de base.

En 1984 se funda el Instituto Cerros del Sur –que hará la cesión del lote para la construcción de la Potocine-, como iniciativa comunitaria de educación popular, conformándose como un nodo de espacio público y cultural en el territorio. En este lugar confluyen múltiples proyectos de activismo social, cultural y medioambiental. Entre ellos se encuentra la principal contraparte del proyecto: el colectivo “Ojo al Sancocho”, que desarrolla su escuela y festival de cine comunitario en el barrio Potosí, como mecanismo de formación y des-estigmatización territorial, desde hace 10 años.

La propuesta y el desarrollo

La propuesta parte de la necesidad de una sala de cine no comercial en Ciudad Bolívar: un referente simbólico de la reivindicación de derechos culturales en las periferias urbanas segregadas. El proceso de autoconstrucción permite explorar dinámicas organizativas, colectivas e intercambios de saberes entre los participantes, con un fuerte énfasis en el proceso audiovisual y la lectura de múltiples componentes territoriales.

La Potocine

El diseño del espacio está condicionado por muchos de los limitantes de un proceso que no tiene apoyos institucionales de envergadura, pero también por las múltiples herramientas sociales, técnicas y organizativas con las que si contábamos. El predio que cede el Instituto está conformado por dos bases de hormigón en la que se situaban, al origen, dos casetas prefabricadas que habían formado parte del origen de la institución. Se decide conservar la superior, de 65m2, que programáticamente incluirá el acceso principal, la sala de talleres, sala de producción audiovisual y de sonido; interviniendo solo con divisiones, pintura e iluminación. Conectada con este acceso, pero en la parte inferior se construirá la caja negra: La Sala Potocine, de 75m2. El desnivel existente entre las dos bases, de 2,4 metros, en relación con la longitud del predio disponible, permite la pendiente adecuada para la incorporación de las gradas.

Se diseñó la estructura principal en guadua (bambú Colombiano), por la experiencia constructiva que tenemos, la economía y facilidad de manejo en proceso de autoconstrucción. La caja negra se consigue a través de un revestimiento interior de teja termoacústica, garantizando detalles para la ventilación sin comprometer el aislamiento lumínico.

El contraste entre la estructura de guadua (cálida, artesanal y tradicional) y la estructura secundaria en perfilería tipo drywall (estandarizada y universal) pone en valor el contenedor que alberga la caja negra, como elemento central de la arquitectura.

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Finalmente, una piel translúcida de policarbonato alveolar nos permite impermeabilizar el espacio, incluir iluminación en el área de la doble fachada –convirtiéndolo en un foco en la noche- y dejar los detalles estructurales como protagonistas de la fachada.

La estructura de los sillones de la sala de cine se construyen con la prolongación de la estructura de las cerchas que definen la grada y con textiles que, cosidos por varias mujeres del barrio, conforman un sistema de cómodas, económicas y versátiles “sillas playeras”.

El proceso de autoconstrucción, desarrollado los fines de semana durante 5 meses consecutivos, se diseñó para poder preensamblar la máxima cantidad de piezas (especialmente las cerchas de cubierta y de la grada), permitiendo conformar varios núcleos de trabajo al tiempo, adaptados a varios perfiles de participantes.

La sala funciona desde octubre de 2016, albergando una programación de cine permanente, siendo “sede comunitaria” de festivales de cine internacionales en la ciudad, y como espacio de encuentros barriales y de apoyo a las actividades del Instituto.

Financiación

El proyecto se hace posible a través de una estrategia dialogada con el equipo curatorial de la exposición “Fear and love: reactions to a complex World” en la que se exhibió el proceso entre 2016 y 2017 en el Desing Museum of London. Además, se contó con el programa de concertación cultural del Ministerio de Cultura Colombiano y la Consejería Cultural de la Embajada de España en Colombia.

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