La entrada de esta quincena se la quiero dedicar a una de mis playas favoritas del Algarve, la Praia do Carvalho, que está situada muy cerquita de Carvoeiro y a tan sólo 10 minutos de ese lugar marciano conocido como Algar Seco.
Como pueden ver, la Praia do Carvalho no es precisamente una playa secreta o desconocida, sino mas bien todo lo contrario, es muy popular debido a su gran belleza, su fina arena dorada y sus aguas azules y cristalinas. ¡Casi parece que estamos en el Caribe!...al menos sino tenemos en cuenta las frías aguas del Océano Atlántico, claro.
Sin embargo, estas características no son nada especial en el Algarve ya que son muchas las playas paradisíacas de esta zona de Portugal. Lo que ya no es tan normal es la forma de la Praia do Carvalho, ya que tiene forma de "C" abierta al mar y completamente rodeada y cerrada por altos acantilados, osea que en vez de una playa estamos ante una gran cala.
De hecho, el único acceso a la playa es a través de un estrecho túnel de apenas metro y medio con unas escaleras talladas en la roca que abrieron para acceder a la arena. Las escaleras no son regulares, y además pueden estar resbaladizas por la humedad, así que como ya se pueden imaginar, esta playa no es apta para personas con movilidad reducida, salvo si acceden en barco.
Precisamente su inaccesibilidad es la que proporciona su nombre a esta playa, ya que según cuenta la leyenda fue un tal Capitán Carvalho, un pirata quien decidió utilizar este sitio como refugio, ya que la cala ofrecía una protección y discreción perfectas para sus actividades. Así que ordenó abrir el pequeño túnel para poder abastecer desde tierra su barco más fácilmente, y también ordenó abrir agujeros en la roca para esconder sus tesoros.
Otra leyenda dice que el túnel lo mandó excavar una Reina Mora para poder tener acceso privado a este paraíso terrenal. Sea como sea, lo cierto es que poco a poco fueron ampliando el túnel, e incluso construyeron lo que parecen ser pequeños ¿¿altares?? y hasta una pequeña cavidad abierta a la playa que tiene toda la pinta de ser un pequeño bar (hoy en desuso) abierto directamente a la arena...
Y puesto que habían cogido el gusto a esto de cincelar la piedra, decidieron crear también una nueva escalera en el acantilado Oeste de la playa.
Si van a subir por aquí, tengan en cuenta que no hay barandilla y que tras una breve ascensión llegarán a un pequeño balcón excavado en la roca con vista de toda la playa. Una vez aquí, o bien aprovechan para hacer un posado, como el de esta chica, y bajar por donde han venido...
....o bien practican "cliff jumping" y a volar¡¡¡¡ y de paso hacen otro posado en el aire quizás algo menos estético, pero seguro que más satisfactorio.
Eso sí, asegúrense primero que no sea marea baja o se van a hartar de arena en el mejor de los casos. La altura del salto es de aproximadamente 6 o 7 metros, sin embargo, hay quienes quieren más adrenalina y deciden saltar desde el acantilado del Este, que ofrece una altura de salto todavía mayor...
¡¡Este salto de más de 10 metros es ya sólo para valientes!! ¿se atreverá a saltar?.
En cualquier caso, desde ambos acantilados hay unas vistas privilegiadas desde sus "ventanas" naturales...tanto de la pared Oeste...
Como de la pared Este.
La propia playa esta llena de huecos, recovecos y cuevas para explorar....recuerden que en alguna de ellas se puede ocultar el tesoro del Capitán Carvalho, aunque si no lo encuentran, siempre pueden aprovechar para buscar fósiles marinos, ya que en estas rocas son muy habituales.
De cualquier forma es importante tener en cuenta que precisamente esta composición calcárea de la roca, que permite estos caprichos naturales gracias a la erosión, también le otorga fragilidad y posible riesgo de derrumbe. Tengan mucho cuidado si deciden adentrarse en estas cuevas.
En este sentido, la Praia do Carvalho, gracias a su forma natural de "C" con altos acantilados, ofrece mucha sombra tanto a primera hora de la mañana como al final de la tarde, y protege también del viento, sin embargo no es recomendable ponerse demasiado cerca de las paredes por el riesgo de derrumbe que os acabo de mencionar.
Junto con sus acantilado, la otra curiosa característica de la playa es el peñón situado a unos metros de la arena y que parece que lo han colocado a posta ya que divide el horizonte justo en dos mitades casi perfectas.
Son muchos los que nadan hasta el peñón y tratan de bordearlo, pero tienen que saber que es más largo que ancho, así que la tarea no es tan fácil como parece a primera vista, más aun cuando apenas tiene salientes a los que agarrarse.
Como pueden ver esta playa es pequeña pero resultona, sobre todo para aquellos que no buscan sólo sol, sino más opciones para divertirse. Y aunque no dispone de servicios de ducha, chiringuitos o de socorrista (que por cierto vendría genial teniendo en cuenta la afición a los saltos desde esta playa), al menos su complicado acceso no es problema para los vendedores del dulce típico de las playas portuguesas, las deliciosas Bolinhas de Berlim.
Rellenas de crema (mis favoritas), de chocolate o sin nada, para mí es imposible resistirme a comprar alguna siempre que escucho al vendedor gritar ¡¡¡Booolinhas!!!.
Estas delicias parecidas a los dónuts salvo que de forma esféricas, provienen, como su nombre indica, de las típicas berlinesas alemanas, y a Portugal los trajeron los judíos que huyeron del país germano durante la II Guerra Mundial. A diferencia de las berlinesas, las bolinhas portuguesas son bastante más grande, y junto con los pasteis de nata se han convertido en todo un clásico dentro de los duces portugueses, que dicho sea de paso están riquísimos.
Con este toque dulzón voy a cerrar el post, al final el tesoro del Capitán Carvalho no sé si seguirá escondido en algún lugar de la playa, pero lo que está claro es que Praia do Carvalho es de por sí un verdadero tesoro de la naturaleza.
Por cierto, por si se lo estaban preguntando....al final saltó...
Ate ja¡¡