Revista Cultura y Ocio
La prepotencia y el orgullo de los autores noveles
Publicado el 30 enero 2016 por Chema Fernández @chemaupTenía ganas de escribir esta entrada desde hace tiempo... le estaba dando vueltas a la cabeza y no sabía como enfocar el tema pero por fin he dado en el clavo. Casi todas las semanas recibo tanto por twitter, facebook o por el blog mensajes de autores noveles que quieren dar a conocer su obra. Yo estoy encantado ya que me gusta dar a conocer a pequeños (grandes) autores que por un motivo u otro pues no deciden o no han sido elegidos para publicar con el amparo de una editorial. Hay pequeñas joyas escondidas que muchas veces pasan desapercibidas y que merecen ser leídas, mismamente en el blog os he recomendado Nunca es tarde para morir, de Pablo Palazuelo o El medallón de Santiago, de Ignacio Arruego entre otras.
El problema llega con las formas de algunos de estos autores... primero no tienen ni idea de la temática del blog y te ofrecen un libro de romántica por ejemplo cuando tu blog es de ciencia ficción o piensan que sois dos en el blog cuando realmente solo hay una persona a cargo de el. Mensajes prefabricados, que no están trabajados y que no hacen más que sientas de primeras un rechazo hacia el autor. Si a mi me llega un mensaje, lo primero con mi nombre, lo segundo presentando su novela (aunque sea de romántica o erótica) y dándome motivos para leerla aunque no sea mi género, ahí me empieza a picar la curiosidad. Siento cierta empatía con el autor y lo primero que hago es investigar un poco por ahí... en base a eso puedo decidir sí o no.
No es la primera vez que me llegan mensajes de autores que me dicen que COMPRE su novela para reseñarla, dejan comentarios spam en algunas de mis reseñas o directamente me dicen que antes de publicar la reseña que se la pase a ellos para ver como podemos llegar a un acuerdo para publicarla sin dañar la imagen del libro. Se escudan en que ser novel es difícil (no lo niego) y que un comentario negativo afecta a la novela (obviamente) pero esto no quiere decir que pongas tantos impedimentos. Si tu novela es buena, tendrá buena reseña si es mala... lo siento pero no, así son las cosas y además hay novelas para cada lector y miles de gustos.
Después entramos en el terreno de amistad y lector, un tema peliagudo y difícil. Hace un par de días os traje la reseña de Ojalá no fueras tú, de Beatriz Gant, es una amiga de un grupo de whatsapp de blogs. Esta es su primera novela y a mí personalmente, no me ha gustado por las X razones que doy en la reseña y es que he separado desde el primer momento la amistad con mi deber para con mi público, osease, vosotros. No quiero engañaros a ninguno, mis reseñas son sinceras desde el primer momento y desde que tengo el blog mi crítica es mucho más alta con las novelas, espero más y quiero encontrar esa chispa que me convenza. No por ser mi amiga Bea tengo que hacer una reseña positiva, no, porque un tema muy distinto es la amistad y otra ser lector, hay una pared en el medio y hay que separarlas.
Está claro que el papel de escritor no es difícil pero lo MÁS importante es respetar el trabajo del bloguero para dejarlo trabajar con libertad, sin presiones, agobios y lo más importante: respetar la opinión´(siempre que esta sea con argumentos). Las reseñas se hacen para saber si ha gustado o no y las razones que sean, esas razones son para mejorar, pulir esas aristas que no convencen al lector y aprender porque de esto se aprende y mucho. No puede llegar uno y pensar que tendrá el éxito del siglo sino que hay que pisar bajo y ascender poco a poco.
De esto he aprendido unas valiosas lecciones: lo primero no esperes nada de nadie porque te van a dar de lo lindo, lo segundo es que ahora solo aceptaré libros en físico de estos autores (o muy excepcionalmente en digital si saben convencer bien), lo tercero es que me asegure de que si mis amigos deciden publicar una novela que se esperen reseña negativa por mi parte si la novela es mala y cuarto y más importante de todo, SIEMPRE seguiré siendo sincero con mis reseñas y no os engañaré JAMÁS.