Revista Sociedad

La presencia del mal

Publicado el 31 enero 2025 por Tomarlapalabra
La presencia del mal

Ella estaba cerca. La miraba desde la distancia, meditando sobre estas cuestiones.

Me habían comentado ya sobre su extraño comportamiento, sus aparentes ataques en los que se transformaba adoptando poses extrañas, hablando con voz extraña y generando un estado de pánico entre curiosos, escépticos y burlones. La mayoría de los cuales tan solo asimilaban su carga de alcohol.

Para mí era otra cosa y en cierto modo lamenté no haber estado presente cuando los hechos sucedieron, sino que luego cuando me lo comentaron, entre tragos y bromas, me la señalaron: ¡Es aquella de allá!

Yo la observe y note que estaba calmada, sin huellas visibles o evidencias de lo sucedido, como si nada hubiese pasado. Para mi esa fue la primera señal, pero debía buscar más.

El tiempo pasó y mucho, mucho después volvimos a coincidir. También entre tragos, bromas y suspensos, solo que esta vez simplemente estaba sentada cómodamente en un sillón. Me le acerqué como por azar y buscando algún tema de conversación inicié el interrogatorio: sutil, indirecto, expectante y atento a las casi imperceptibles señales que intentaba encontrar en ella.

Aquellas que permiten determinar si solo se trata de un caso mental, psíquico, de trastorno a la personalidad o si es algo mas profundo.

Señales que un exorcista había detallado profusamente en su libro autobiográfico. Para será más preciso, lo hizo el Padre Gabriele Amorth en su libro “Así habla un exorcista”.

En fin, buscando esas sutiles señales llego de inmediato la segunda.

Estábamos charlando de cosas cotidianas cuando ella se queda mirando hacia un grupo de personas y dijo como pensando en voz alta:

“Míralos allá –dijo con risa medio burlona – ellos no saben que yo sé todo lo que están pensando”

“El don de leer pensamientos” – pensé, pero sin decir nada al respecto aguce mis sentidos y de inmediato le pedí que me mostrara su mano. Se rio de mi y me pregunto: “¿Acaso me vas a leer la mano?”. Me sonreí y no le respondí, por dos motivos: Uno; para evidentemente no enturbiar la búsqueda y la otra por la simple razón que no era su mano la que leería, sino ¡Su vida!

Su mano era del tipo albañil, dedos cortos, gruesos, característicos de una persona de dureza, de aquellas que no son propensas a metas intelectuales elevadas. Esa fue la tercera señal. Poseía conocimientos que no eran deducibles al observar su físico y que se podrían esperar de alguien con su físico.

De inmediato note las heridas en su mano. Pregunte sutilmente, como se habían producido, pero ella no lo sabía. Entonces fui más lejos: ¡Le pregunté si tenía otras laceraciones en su cuerpo, algunas que no recordara como se las hizo!, me dijo sin dudar que sí,

¿Acaso moretones? — ¡Si! Respondió

¿Rasguños? — ¡Si!

“Señal de vejaciones”, pensé, al ver en ello otra señal

¿Sueños extraños? — ¡Si!

¿Oyes voces que te dicen cosas que no te gustan? — ¡Si!

“Señal de influencia maligna” –pensé

–Seré sincero contigo, directo y claro, le dije, al parecer alguna entidad se ha interesado en ti, hay una cierta presencia dentro de ti, por lo que deberías hacer algunos trabajos de limpieza, ya sea espirituales (Oraciones, ir a la iglesia, leer la biblia, etc.) o puramente físicos, como poner algo de sal en tu casa por las esquinas, quemar perfumes, colocar plantas, etc.

Me dijo que lo haría, mientras sonreía lo cual me preocupo un poco al notar que ella se sentía cómoda con lo que creía eran habilidades propias para luego pedirme amablemente permiso y atender otras cuestiones personales

Nos despedimos

 Yo me quede pensativo porque esas entidades no entran a menos que se sientan cómodas con el portador.

En fin, deje pasar el tiempo, dedicados a otros asuntos cuando una vez más coincidimos

En cuanto me vio vino a saludarme y me mostró su mano libre de laceraciones, le dije ¡Oh, que bien, estas mas sana, te noto mas alegre!, mientras por dentro pensaba: ¡Se nota mas CLARA, como mas iluminada, sin esa carga oscura que noté cuando la vi la otra vez!

Entrando en calor le pregunte si había hecho las cosas que le pedí que hiciera, me dijo que no, que no la necesitaba.

Eso me puso en alerta porque si hay algo que aclara muy bien el padre Gabriele Amorth es que esas entidades hacen lo indecibles para permanecer ocultas. Aunque bien podría ser que la entidad comenzara a alejarse, lo cual sería excelente, así que decidí indagar un poco en esa dirección

Me acerqué a ella y le dije que debía hacer algunas cosas para ser liberada y que si bien es cierto que hay quienes no creen en esas cosas también es cierto que esas entidades si creen en ellas y se alejan al percibirlas.

Se puso a reír y le pregunte si ella era religiosa o si practicaba alguna religión, me dijo ¡Soy católica!

Ah, respondí, eso es excelente, entonces podría conseguirte algún crucifijo bendecido y ponértelo en el cuello. ¡Para qué dije eso!

Su rostro cambio de golpe y como hablando para sí misma, nerviosa me dijo como lo haría una niña desesperada mientras se rasgaba con los dedos el pecho:

¡Pero me lo quitan…me lo desbaratan cada vez que me pongo uno! — eso me preocupó

El rechazo a los símbolos sagrados es otra clara señal y así lo vi, entonces me acerqué más a ella y le dije:

Mira, volveré a ser clarísimo contigo, porque creo que es mejor que se te digan las cosas para que estes consciente de ella y puedas encontrar la solución, sabes que tienes una entidad dentro de ti y ella entro a ti por algo que tu hiciste en el pasado o porque estuviste en algún lugar donde ella estaba

Se alejo bruscamente de mí, mientras nerviosa y como protestando contra ella misma dijo ¡Recuerdo ese lugar, ese sitio donde vendían cosas y allá estaba esa niña…! (se quedó en silencio rápidamente como no queriendo decir más)

¡Ah! –Pensé—ahí fue que pasó

Me le acerqué de nuevo a ella y le dije bien bajito “¡Debes estar bien clara que solo entró porque tu se lo permitiste! ¡Algo hiciste que lo dejó entrar a ti!

Se viro bruscamente y paseándose de un lado al otro, casi llorando dijo para si misma algo que me dolió en mi interior y que me aclaró lo que sucedió

“¡Pero yo no podía dejar a esa niña con eso dentro!” -dijo

Sentí tristeza dentro de mi. Ese dolor al ver como alguien es castigado por ayudar a otros.

Intenté consolarla un poco

“Hiciste una buena acción”, le respondí- “Una buena acción”

No respondió dando por terminada la conversación y rápidamente se despidió, mientras me quedaba pensando en que tal vez ella, por imprudente, por idiota o por querer hacer una buena acción consiguió liberar a alguien aceptando para si misma la carga del otro.

Tal vez algo la quiso castigar por hacerlo o escogio a un mejor portador para si mismo.

No nos hemos visto desde entonces, por lo que no he podido mostrarle un camino de liberación, no de cura porque no es una enfermedad de la que deba curarse, sino de liberación

Tal vez cuando nos volvamos a ver se lo diga o tal vez ya se haya liberado de esa entidad que se intereso en ella, que vio algo que ella tenia agradable para esa entidad o que tal vez fue solo una manera de castigarla por haber asumido para si la carga destinada a otros.

Lo único concreto que si conservo es la sensación de certeza en cuanto a que es real la presencia del mal, aunque difiera mucho sobre lo que creemos que és o pueda llegar a ser.

Tambien la certeza de impotencia ante estas realidades y ante nuestras insignificancias.

Gracias

Raudelis


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