Como presidente del país más poderoso e influyente, Donald Trump va a cambiar profundamente el mundo y va a significar, entre otras cosas, la ruina para la fracasada globalización, la cultura marxista, las oleadas woke y los muchos gobiernos controlados por canallas, sinvergüenzas y asesinos de la libertad y la democracia. Se avecinan malos tiempos para el socialismo decadente e injusto que ha dominado el mundo en los últimos años y también para las derechas cobardes e inútiles que se alían con la tiranía roja. Gobiernos sucios, como el de Pedro Sánchez no podrán resistir las nuevas corrientes impulsadas desde Washington, que imponen políticas de reconstrucción de la democracia, fortalecimiento de las libertades y retorno a la verdad y a los valores. Los tiempos nuevos van a beneficiar a las nuevas derechas, que crecerán con vigor y lograrán gobernar en muchos países, aprovechando el hundimiento de las izquierdas, que será rápido e intenso. Los cinturones sanitarios y las barreras de mentiras y bulos contra la llamada "ultraderecha" saltarán pronto por los aires y los ciudadanos descubrirán que la mayoría de las acusaciones contra esos partidos eran falsas. ---
Sin que todavía sea inquilino de la Casa Blanca, Trump ya está cambiando el mundo. Putin empieza a aceptar negociar la paz con Ucrania, la Unión Europea, hasta ahora dominada por socialdemócratas, se replantea sus alianzas internas y equilibrios de poder, Alemania convoca elecciones porque las alianzas de las viejas izquierdas y derechas se debilitan, Corea del Norte quiere reunirse con su mortal enemigo del sur, Hamás pide el fin de su guerra con Israel, Irán anuncia un alto el fuego, China retrocede y ahora quiere negociar sobre aranceles, los castristas asesinos de Cuba tiemblan de miedo y hasta el miserable Maduro pide perdón y se declara trumpista de siempre.
Nadie puede anticipar con plena seguridad como será el mandato de Trump, pero los primeros síntomas apuntan a un poderoso fortalecimiento de los Estados Unidos y su poder militar, basado en el despliegue de tecnologías punteras y un refuerzo de la negociación y la paz.
Concepciones duras y liberales del ejercicio del poder como las que hoy rigen en Argentina y El Salvador se irán imponiendo porque demostrarán pronto que son eficaces y que conducen con rapidez hacia el despegue y la riqueza.
Del mismo modo, los gobiernos socialdemócratas y de las viejas derechas cómplices del marxismo retrocederán, aplastados por las olas de conservadurismo que apuntan a relanzar las libertades, reducir el intervencionismo de los estados marxistas, rearmar la democracia y combatir a los que utilizan el poder para enriquecerse y aplastar a sus pueblos.
Las actuales invasiones descontroladas de inmigrantes se debilitarán y aquellos gobiernos que llenan sus países de delincuentes e ilegales sin ánimo de contribuir tendrán que abandonar el poder, empujados por un pueblo que no tolerará más el gobierno de ladrones corruptos legales y sinvergüenzas despilfarradores, cargados de privilegios inmerecidos.
Los impuestos se reducirán y el dinero estará donde debe estar, en el bolsillo de los ciudadanos, no despilfarrado por corruptos y delincuentes encaramados al poder.
El mundo, bajo Trump, tendrá que purgarse y la purga será durísima, pero exitosa, con la ruina y huida masiva de los canallas que se han apoderado de los estados y gobiernos, corrompiendo y envileciendo la política mundial.
La era de Trump tendrá sus dramas y defectos, que tendremos que combatir, pero su nacimiento llega cargado de esperanza porque trae consigo la ruina de la plaga marxista y de los actuales gobiernos cobardes, hipócritas y destructores de libertades, derechos y democracia.
Trump va a ejercer como amo del mundo y aceptar eso será duro y hasta humillante, pero quizás se trate de una terapia de choque necesaria para acabar con la invasión siniestra y letal de la cultura marxista y del imperio de los corruptos, egoístas, hipócritas y hasta psicópatas, que se han apoderado de demasiados estados y gobiernos del planeta.
Francisco Rubiales