Artículo escrito por Louis B. Cantor y Lucile L. Kahn, Glaucoma Research Foundation
La presión sanguínea tiene un efecto en el glaucoma pero tal vez no de la forma que podríamos imaginar.
El glaucoma se caracteriza por daño al nervio óptico que resulta en pérdida de la visión, y la presión intraocular elevada es el primer factor de riesgo. Hay evidencia creciente de que otros factores pueden predisponer a una persona a desarrollar daño por glaucoma, incluyendo la circulación hacia el ojo y el nervio óptico.
Estos factores de riesgo "no tradicionales" incluyen baja presión sanguínea o presión de perfusión y otros factores vasculares.
Los factores de riesgo tradicionales para glaucoma incluyen presión intraocular elevada, historia familiar, edad y raza. Hay evidencia clara de que el riesgo de glaucoma aumenta con presiones intraoculares altas. También sabemos que el riesgo de glaucoma se incrementa con la edad avanzada, antecedentes familiares de glaucoma, y en personas de origen africano, asiático o hispano.
De estos factores de riesgo, el único que el médico puede modificar es la presión intraocular. La sola presión intraocular elevada no causa glaucoma. La mayoría de las personas con presión intraocular elevada no tienen y puede ser que nunca desarrollen glaucoma.
Adicionalmente varios estudios indican que alrededor del 40% de quienes desarrollan glaucoma tienen presiones que están dentro del rango normal. Incluso en pacientes con glaucoma de presión alta, sus presiones intraoculares están dentro del rango normal una tercera parte de las veces.
Claramente, mientras que la presión intraocular es importante en el glaucoma, no explica porqué algunas personas desarrollan glaucoma y otras no.
Por lo tanto, buscamos otros factores de riesgo para glaucoma. Los más importantes parecen relacionados al flujo de sangre hacia el ojo.
La presión de perfusión ocular es un fuerte factor de riesgo para glaucoma. La presión de perfusión ocular es la relación entre la presión del ojo y la presión sanguínea. Si la presión sanguínea es baja, especialmente si la presión del ojo es elevada, la sangre tiene dificultad para llegar adentro del ojo con su aporte de oxígeno y nutrientes, y remover los productos de desecho.
Sin embargo, incluso en individuos con presiones intraoculares normales, su presión sanguínea puede ser lo suficientemente baja de manera natural, o como resultado de algún tratamiento, para privar al ojo del adecuado flujo sanguíneo.
Normalmente, nuestros cuerpos se adaptan a los cambios en la presión sanguínea, la posición del cuerpo, o cualquier otro cambio a fín de mantener una constante circulación para áreas tan importantes como el cerebro o los ojos. Para algunos individuos, sin embargo, sus cuerpos pueden no ser tan hábiles para ajustar la circulación apropiadamente, así que los tejidos pudieran no recibir los nutrientes apropiados y sufrir daño con el paso del tiempo.
La presión de perfusión ocular baja puede ser mejorada bajando la presión intraocular o incrementando la presión sanguínea. Mientras que hay fuerte evidencia que apoya el tratamiento para glaucoma bajando la presión intraocular, no hay suficientes datos que apoyen el incremento de la presión sanguínea en todos los pacientes de glaucoma. De hecho, incrementar la presión sanguínea puede tener efectos nocivos en otras partes del cuerpo.
Monitorear la presión sanguínea y calcular la presión de perfusión ocular aún puede ser útil, especialmente en pacientes que están empeorando a pesar de que tengan un adecuado control de la presión intraocular.
Si parece que la presión de perfusión ocular es baja, es importante entender y discutir con el médico cómo ésta puede influir en el riesgo y tratamiento del glaucoma.