Revista Opinión
Dice Rita Barberá, sobre el procesamiento de Francisco Camps por los doce trajes a medida, cuatro americanas, cinco pares de zapatos y cuatro corbatas recibidos de la trama Gürtel: "los mismos que quieren sacar a Camps dejan entrar a Bildu en política". Se refiere la alcaldesa a aquellos que durante el alto el fuego permanente mantuvieron la política antiterrorista, a aquellos que en dieciocho meses detuvieron a seis números uno de ETA, a quienes imputaron y juzgaron a los etarras detenidos, a aquellos que han logrado que prácticamente no exista kale borroka o que se cumplan dos años sin muertos por acción terrorista. Añade doña Rita, defendiendo a don Paco, que comprende que "hay gente que quiere que se vaya, pero también hay más de un millón de valencianos que no". Imagino que lo mismo podrán decirle a Barberá todos aquellos que han votado a Bildu en las urnas.
Al carro de la honradez del presidente valenciano, y de la bula moral y penal que otorgan los votos, se suma Ana Mato, quien, según informes policiales, obtuvo 28.000 euros en regalos de la misma trama que sentará a su compañero en el banquillo. Apela incluso a la "presunción de inocencia", la misma que no concede a Rubalcaba y a Camacho a la hora de pedir sus respectivas dimisiones como candidato y ministro de Interior por el caso Faisán, cuando ninguno de los dos está ni siquiera imputado.
Me pregunto si un partido que ha gobernado y aspira a hacerlo de nuevo considera que todas estas actitudes y declaraciones son sinónimo de respeto por las instituciones democráticas y por los ciudadanos. Lo de la coherencia, a la vista de los hechos, ni me lo planteo.