Pero de una de sus Comedias surge la, quizá, primera critica contra la guerra y contra los demagogos que las impulsan.
Se trata de Lisístrata: la mujer que consiguió poner de acuerdo a las mujeres de Atenas y Esparta para conseguir detener una guerra absurda por la hegemonía en la Grecia de la época.
27 años de guerra son muchos años. Y las mujeres, encabezadas por Lisístrata, cansadas de ver a sus hombres alejados permanentemente de sus casas por una guerra absurda, promueve una rebelión que obtuvo sorprendentes buenos resultados.
Veamos en qué consistió, según cuenta Aristófanes en el juramento inicial:
- todas las mujeres toquen esta copa, y repitan después de mí:
No tendré ninguna relación con mi esposo o mi amante.
Aunque venga a mí en condiciones lamentables.
Permaneceré intocable en mi casa.
Con mi más sutil seda azafranada.
Y haré que me desee.
No me entregaré.
Y si él me obliga.
Seré tan fría como el hielo y no le moveré.
Tras las dudas iniciales, la "huelga" entra en vigor.
Las mujeres de más edad de Atenas ocupan la Acrópolis, donde se guardan los tesoros del Estado, y se hacen fuertes allí, cortando los suministros de la guerra.
Los hombres no pueden aguantar y firma la paz con Esparta.
Y todo ello dramatizado en clave de humor; un tono alejado del esplendor de la tragedia que tanto triunfaba en aquellos días. Y una ingeniosa solución a un conflicto, solucionado de forma incruenta y sorprendentemente rápida.
Como de costumbre, la figura de Lisístrata ha caído en manos de manipuladores varios o tomada como inspiración de colectivos del más variado pelaje.
Pero lejos de utilizaciones interesadas, su lectura merece la pena. Como dice Indro Montanelli en Historia de los griegos:
"no se comprenderá nunca nada de Atenas si no se lee a Aristófanes; lo cual es el mayor elegio que se le puede hacer a un escritor".