Revista Ciencia

La primera evidencia de vida fuera de nuestro planeta no tardará en llegar

Por Juanjogom @juanjogom

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La primera prueba de vida en un lugar que no sea la Tierra no va a tardar en llegar mucho más tiempo.

Algunos pensábamos que vendría fruto de la exploración robótica de nuestro propio sistema solar. Una misión a Marte con los instrumentos adecuados para investigar vida microbiana en el subsuelo, un explorador al inmenso oceáno de Europa o un rover a Titán.

Pero todo eso tardará décadas en materializarse, los recortes han frenado en seco todos estos apasionantes proyectos.

La primera señal de vida llegará en forma de una señal pasiva, algo que nos indique que ha sido formado por la existencia de vida o el desarrollo de alguno de sus procesos, todo indica que se hallará en la atmósfera de algún exoplaneta y todo indica que será pronto.

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Los planetas con atmósfera confirmada son el mejor lugar para empezar la búsqueda de vida, es lógico que dirijamos nuestra mirada hacia capas de gas rodeando un mundo rocoso, que le dote de fuentes de energía y protección de las radiaciones provenientes del espacio. Los instrumentos que vienen, sobre todo el telescopio espacial James Webb, van a permitir escrudiñar esos preciosos nichos de habitabilidad de forma inimaginable solo hace unos pocos años.

Lo primero que debemos determinar es si es una atmósfera que merezca la pena ser estudiada. La mayoría de los planetas hallados por el Kepler no cumplen las mínimas condiciones de habitabilidad, al menos en principio.

Una atmósfera de un grosor parecido a la nuestra y situada a una distancia de su estrella que permitiera unas temperaturas aceptables sería un punto de partida excelente.

En la Tierra hay abundancia de oxígeno, una sustancia gaseosa resultante de la vida que inunda nuestro planeta. Un exoplaneta con enormes cantidades de oxígeno y metano podría significar que hay algún proceso vivo que los está generando, algo los metaboliza.

Pero distinguir las trazas de estos gases en atmósferas situadas a varios años luz no es tarea fácil. Hasta ahora se ha podido realizar mediciones de unos 50 planetas, todos ellos enormes gigantes gaseosos de estructura similar a nuestro Júpiter orbitando a distancias muy pequeñas de sus soles, mundos que dificilmente podrían albergar ningún tipo de vida.

Con los medios actuales es muy complicado cazar esos biomarcadores en pequeños planetas potencialmente habitables. El oxígeno presenta muchas dificultades para ser localizado en un espectro, el metano es más sencillo de encontrar aunque también necesita de poderosos telescopios, tanto que aún no está claro si el Webb podrá hacerlo.

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Otras métodos que barajan los exobiólogos sería el de observar otros signos de la atmósfera que no fueran las sustancias que la componen. En la Tierra es muy frecuente que todas las formas de vida desperdicien energía que no pueden usar, en nuestro caso las plantas reflejan fotones que no llegan a utilizar, si la masa vegetal es lo suficientemente densa puede observarse un resplandor en la parte infrarroja del espectro, un “halo rojo” que podría ser observado en otras atmósferas.

También se habla de usar imágenes directas del objetivo, como ya ha pasado con la primera determinación del color de un exoplaneta que resultó ser de un hermoso color azul, aunque no por las causas a las que estamos acostumbrados sino por la existencia de silicatos en estado cristalino.

Quizás el observar un tímido color verde nos podría dar pistas sobre una posible vida basada en la fotosíntesis, aunque otros colores podrían ser válidos, todo depende del pigmento que usaran para acumular la luz de su sol. Aquí se usa la clorofila A lo que explica que la mayoría de plantas sean verdes. Otras estrellas con diferentes longitudes de onda provocarian el desarrollo de diferentes tipos de pigmentos (u otras estructuras similares) lo que daría lugar a otros tipos de colores predominantes en el planeta.

Debemos estar preparados para muchas variantes, se aproximan tiempos muy bonitos para la astrobiología. Los próximos 5-10 años prometen y mucho.


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