Edurne Pasaban es una de nuestras deportistas más reconocidas. Sus gestas, alcanzando cimas imposibles, han emocionado a todo el país en innumerables ocasiones. Uno de sus objetivos era ser la primera mujer en subir los catorce ochomiles del planeta. Y, curiosamente, lo ha conseguido estando en casa, al calor de su natal Tolosa, después de disfrutar de unos días de asueto. La alegría de Edurne, brindando con su marido, familiares y amigos alrededor de una mesa de comedor, contrasta con las imágenes a las que nos tenía habituados, celebrando una ascensión con el rostro cubierto de hielo, envuelta por la nieve, con los ojos como única parte de su cuerpo al descubierto, con los mofletes enrojecidos por el frío y con algún principio de congelación en los dedos de sus pies y de sus manos que asen como pueden el palo de la bandera del honor, la que se clava cual astronauta alunizando para sacar unas fotos y dar fe de que algún día fue capaz de subir hasta allí. Cosa que no hizo Oh Eun-Sun.
La coreana se disputaba con la alpinista vasca ser la primera mujer en subir a las cimas más imponentes del mundo. El equipo de Pasaban puso en duda que Oh Eun-Sun alcanzara con éxito lo más alto del Kanchenjunga. Estaban en lo cierto.
Ahora la federación corena, por unanimidad, ha decidido que las pruebas presentadas por la tramposa Oh Eun-Sun no eran suficientes porque no atestiguaban que finalmente hubiera alcanzado su objetivo. Tuvo que darse media vuelta por problemas físicos y metereológicos sin llegar a clavar bandera alguna.
Pasaban lo daba todo por perdido porque la coreana jugaba en casa. Era su propia federación la que debía aceptar los méritos de la alpinista, por lo que todo hacía indicar que Oh Eun-Sun se convertiría en una nueva heroína patria con el sí de su gente y la veneración de todo el país. Hasta que apareció la notaria.
La federación de alpinismo de Corea del Sur se ha portado de la manera más deportiva y honrosa posible que se puede una federación comportar, y ha dejado claro que su alpinista no es digna de recibir el reconocimiento que, en cambio, sí merece Pasaban. Así se lo ha hecho saber, vía carta Elizabeth Hawley, la notaria del Himalaya.
Ella es quien debe reconocer las ascensiones de los alpinistas de todo el mundo a los picos del Himalaya, y con Oh Eun-Sun lo había hecho en trece ocasiones, pero esta vez no. Para ella no hay pruebas evidentes de la gesta, y si la coreana no presenta pruebas que demuestren y dejen lugar a dudas de que ciertamente fue la primera en subir su catorce ochomil, será Edurne Pasaban la reconocida como la primera mujer en la historia en hacerse con semejante empresa.
El tiempo ha dado la razón a Edurne y su equipo. Ya es casualidad que las dos se disputaran en las mismas fechas semejante gesta. ¡Como si no hubiera días! Está claro que tanto Edurne Pasaban como Oh Eun-Sun han ascendido el Everest, el K2, Lhotse, Makalu, Cho Oyu, Dhaulagiri, Manaslu, Nanga Parbat, Annapurna, Gasherbrum I, Broad Peak, Shisha Pangma y Gasherbrum II, pero no el Kanchenjunga.
Está demostrado que hasta el momento el Kanchenjunga es cosa de Edurne Pasaban. A Oh Eun-Sun sólo le queda seguir intentándolo para ser la segunda mujer en el mundo capaz de ascender los catorce ochomiles del planeta.