Hoy quisiera poner el foco sobre la primera serie animada que Spider-Man tuvo en Tv. Y además creo recordar -si la memoria no me falla-, que, pese a sus evidentes carencias (por ejemplo ese traje que sólo tenía telarañas en máscara y guantes, por citar sólo una de tantas), dicha serie fue -como os decía en el post de presentación del blog- la primera semilla de mi posterior devoción por el intrépido personaje.
A pesar de que su popularidad en los países hispanohablantes no llegaría hasta entrados los años 70, el canal ABC la emitió por primera vez (en su estreno original norteamericano) el sábado 9 de septiembre de 1967, esto es, apenas cinco años después de la primera aparición del Hombre Araña en un cómic. Constó de 52 episodios repartidos en 3 temporadas (los estudios canadieneses Grantray-Lawrence Animation produjeron la primera, mientras que la segunda y tercera fueron producidas por Krantz Films con el productor ejecutivo Ralph Bakshi al frente).
Dado que la serie tenía un presupuesto reducidísimo, para los nuevos fondos Bakshi decidió ambientar las aventuras del Hombre Araña en un New York que más parecía un reino de ciencia ficción que una ciudad, con formas extrañas y psicodélicas, lo que dio como resultado una gran diferencia de estilos entre la primera temporada y las dos siguientes.
Otro de los cambios más notables a partir de esa segunda temporada, fue la constatación de que el ambiente social que rodeaba a Peter Parker reflejaba cada vez más el extravagante movimiento psicodélico de los años 60 y la acción se trasladó a lugares exóticos donde nuestro amigo arácnido libraba batallas con pillos con planes cada vez más grandiosos, como el Lagarto, el Escorpión, Rino o el Hombre de Arena. Los temas musicales con tendencias al jazz y al funk también fueron una peculiar característica del nuevo rumbo que tomó la serie bajo la batuta de su nuevo productor.
En la primera temporada cada episodio contenía dos historias independientes de 13 minutos de duración cada una. Sin embargo, en la segunda temporada pasan a una sola historia de casi media hora, mientras que, curiosamente, en la tercera temporada nuevamente volvemos a encontrar algunos episodios que presentaban dos historias de 13 minutos.
Si bien su trama quizás pueda parecernos hoy un tanto simplista, en realidad tiene todos los ingredientes básicos que hicieron grande el cómic durante sus primeros años, una época en la que el título llamaba poderosamente la atención por dichos ingredientes, y no por apoyarse en patéticas campañas de marketing basadas sistemáticamente en repetidos golpes de efecto absurdos e inverosímiles, que, admitámoslo de una vez, es en lo que en gran medida se convertiría posteriormente la colección. Así, aquí encontramos, como en los gloriosos cómics de aquel entonces, al joven estudiante Peter Parker, quien después de ser accidentalmente mordido por una araña radioactiva desarrolla una extraordinaria serie de poderes arácnidos. Entonces, su tío muere a manos de un delincuente que él mismo no detuvo cuando pudo hacerlo (sin embargo esto no lo descubriría hasta más tarde). A partir de tan traumático suceso, y sobrecogido por el remordimiento, Spider-Man emprende una infatigable cruzada contra el crimen, mientras tiene que seguir lidiando día a día con los problemas típicos de cualquier adolescente, al tiempo que trabaja como fotógrafo freelance para el periódico Daily Bugle.
También, como sucedía en el cómic de la época, la serie televisiva se compone de episodios autoconclusivos, a años luz de sagas complejas y enrevesadas, y donde los buenos eran muy buenos, y los malos eran muy malos. Lo que trato de deciros con esto, es que a pesar de lo "pobre" que pueda parecer hoy el planteamiento de la serie, en realidad ésta no estaba tan alejada del espíritu de aquellos primeros cómics. Es más: en cierto modo fue muy fiel (sobre todo en su primera temporada) a los conceptos y tramas originales ideados por Stan Lee y Steve Ditko, y dicho sea de paso, tales conceptos y tramas fueron absolutamente revolucionarios para su época, aunque hoy eso nos parezca prácticamente impensable. Efectivamente, señores, hubo un tiempo en que Spider-Man era "eso", y no "esto" que conocemos hoy. El error quizá radique en sentarse a evaluar una producción de 1967 con la mirada cínica y curtida del público del siglo XXI. ¿No os parece?.
Otra de las cosas más recordadas de la serie es la canción o tema de inicio, creada por Paul Francis Webster y Bob Harris, sin duda uno de los temas más pegajosos de todos los tiempos. Como curiosidad cabe apuntar que Los Ramones hicieron una versión mucho más rockera como bonus track de su álbum ¡Adios Amigos! (1995) y Aerosmith también la llevó a su propio estilo para la banda sonora (créditos finales) del primer Spider-Man de Sam Raimi (2000).
Aquí os dejo la intro original:
Curiosamente, para los países hispanohablantes dicho tema de apertura fue sustituido por otra canción, ésta en castellano, claro, (y con letra y música completamente diferentes a la americana), titulada Hombre Araña, compuesta e interpretada por el gran Memo Aguirre.
Aquí os dejo también esa otra versión:
¡Qué tiempos!