A Sergio Membrillas, que protagonizó el nº9 de PRINT, se le daba muy bien dibujar en el colegio, ganó algunas medallas en concursos por Navidad, pero no le daba mayor importancia. Empezó a ir al cine, tocó en varios grupos de música, tenía un tío que era pintor y le enseñaba catálogos; «fueron como acercamientos al arte de manera muy directa». Siempre tuvo claro que estudiaría Bellas Artes; «nunca pensé en otra carrera».
Dibujar, dibujar y dibujar. Tras estudiar Bellas Artes y entender que podía dedicarse a la ilustración, Sergio se autoimpuso una disciplina férrea: dibujar todos los días «con un nivel de exigencia muy, muy duro» hasta conseguir un buen porfolio. Su primer trabajo, no lo olvida, fue para Ling Magazine, una revista de Vueling. Una doble página sobre el viaje de un turista a España en el que probaba el jamón. «No me lo creía; me pagaban por hacer un dibujo. Siempre lo digo: la vida te cambia el día que descubres que puedes pagar la compra con tu trabajo, con tu talento».
Otra de las constantes de Sergio es la formación. Considera su trabajo como un oficio, y eso exige una preparación continua. «Me parece muy importante estudiar. Cuando empecé era una especie de nerd de biblioteca; estudiaba mucho, no paraba de ver cosas, tenía un montón de referentes. Y creo que eso ha marcado cómo me tomo mi trabajo».
Made in Membrillas
Sergio comparte afabilidad con las figuras humanas que dibuja. Cinco minutos bastan para tener la sensación de conocerle desde hace tiempo. Le gusta conversar y se agradece. Sea en la entrevista en las instalaciones de Impresum o almorzando minutos antes en el bar con el mejor bocata de calamares de la ciudad. Asertivo y receptivo, con un punto crítico, cercano y cosmopolita.
Un buen ejemplo de todo esto es Un rap silencioso en alguna parte, un proyecto de ánimo lúdico y personal con el que ha puesto trazo y color a una colección de momentos y personas con las que se ha topado en este año, y que se presenta el próximo 17 de septiembre en la librería Bangarang de València
Sergio es, además, un activo empeñado en que València mire sin complejos a el ambiente cultural de cualquier ciudad del norte de Europa. Es la mano que mece los Cuadernos blablabla, unas charlas de creativos para creativos que arrancaron en 2022 y que han contado, de momento con la participación de los ilustradores Olga Capdevila y José Roda, la fotógrafa Alba Yruela y Robbie Whitehead, de la revista Apartamento, y con la colaboración, entre otros, de nuestra imprenta.
Lo funcional y lo creativo. Un dueto inseparable que convive en el trabajo de profesionales de, por ejemplo, la ilustración y el diseño. Una alianza con un solo objetivo: solucionar el problema que tiene el cliente. «Así es. Hay un problema y te llaman. El intercambio de dinero que se produce se debe a ello, porque si no hay problema no hay dinero». Es para resolverlo cuando cada cual tiene sus propias herramientas.
Su primera vez
La primera experiencia de Sergio Membrillas en una imprenta está muy vinculada a esta imprenta. «Fue cuando Impresum estaba en Torrent. El diseñador Dani Sanchis y yo éramos muy asiduos al Slaughterhouse, en Ruzafa, un bar al que iba todo el mundo que hacía cosas en València. Un día, en una de esas locuras de ellos, nos quisieron sacar un libro de postales a cada uno. Nos dijeron que lo haríamos con Dani Matoses, que creo que era también asiduo al local. No sé si hace diez años o más». Nos cuenta Sergio.
«Impresum era entonces una nave muy grande en Torrent. Era como algo muy artístico. Un lugar enorme con la máquina de offset, en el que se podía jugar al fútbol alrededor (ríe). Mi amigo tenía más experiencia porque es diseñador desde hace muchos años y se puso a ‘friquear’ con el cuentahilos… yo era bastante ajeno a todo, soy hijo del mundo digital, aunque he descubierto que cuando se le da una entidad física a algo, la fuerza se imprime, hay un cariño en darle al objeto un carácter muy especial y eso no pasa en lo digital. Se establece una diferencia siempre entre lo que está impreso y lo que es digital».