Mourinho se lleva algo así como un millón de euros al mes por dirigir el equipo con más estrellas del mundo, pese a lo que fue incapaz de ganar la “Champions League” con él, a diferencia de lo sucedido en el resto de los clubes que contaron con sus servicios de incalculable valor. Hace una semana, el delantero luso, cincuenta mil euros diarios, estaba triste, imaginamos que acuciado por la letra de la lavadora a fin de mes. Este fin de semana, un Sevilla organizado perfectamente por un exjugador madridista, plantó acertada cara al campeón de liga y ganó merecidamente un partido en el que vimos al gigante anquilosado, sin ideas y con acciones, como la de Higuaín, propinando una patada al contrario por la espalda, absolutamente merecedoras de tarjeta roja e impropias de un profesional del balompié.
Queda mucha liga por delante, pero Vilanova, fiel al estilo de Guardiola, no conoce todavía la derrota pese al experimento hecho en Getafe, donde sentó a la mitad de los titulares y se quedó sin Pujol, que tampoco es una desgracia. No comparto lo que sucede en Cataluña actualmente, ni la deriva político independentista de los directivos del Barça, pero admiro su juego elegante y eficaz, y sin los exabruptos extradeportivos de futbolistas como Pepe, que debería tener prohibido jugar en España, y del que se parece haber contagiado Higuaín.