Revista Cultura y Ocio
"Éste es el libro que más me gusta de todos los tiempos, aunque nunca lo he leído.
¿Cómo puede pasarme algo así? Haré lo imposible por explicarlo. Cuando era niño, los libros no me interesaban. Detestaba leer, no se me daba nada bien, y, además, ¿cómo dedicarse a la lectura cuando había montones de juegos que me esperaban? El baloncesto, el béisbol, las canicas: era incansable. Incluso llegué a ser bastante bueno. Si me daban una pelota y un patio vacío, era capaz de inventarme triunfos en el último segundo, triunfos que hacían saltar las lágrimas. El colegio era una tortura. La señorita Roginski, que fue mi maestra desde los cursos tercero al quinto, no paraba de decir a mi madre: "Tengo la impresión de que Billy no se esfuerza todo lo que debiera". O:"Cuando le pongo un examen, Billy lo hace realmente muy bien, sobre todo si tenemos en cuenta su actitud en la clase". Incluso, y esto era lo más frecuente: "Señora Goldman, no sé qué vamos a hacer con Billy"."
Hay cuentos que nos leen de niños que luego recordamos con cariño cuando somos mayores. Algunos incluso se los contamos a nuestros hijos o sobrinos esperando ver en sus ojos la misma fascinación que nos causó la historia en nuestra infancia. Luego no suele suceder así ya que cada niño tiene unos gustos, y nos queda esa espinita que pocas veces sabemos como sacarnos. El libro que hoy traigo a mi estantería virtual nació para sacarse esa espina. Hoy traigo, La princesa prometida.
La joven doncella Buttercup ha jurado amor eterno a Westley sin saber que iba a ser asesinado por los piratas, así que se compromete obligada al príncipe Humperdinck de Florin, interesado tanto en la caza como en su propia persona. Los enemigos de Florin contratan entonces a tres hombres; al mas listo, al más fuerte y al mejor con la espada, para raptar a la princesa. Sin embargo, un hombre encapuchado los persigue para ir retando a cada uno en su propio terreno.
El padre de Goldman le contaba a su hijo un cuento escrito por un tal Morgenstern. Era una historia compleja que trataba de criticar los excesos propios de la realeza así que decidió acortarlo para que al niño le resultase interesante. Cuando fue padre decidió que su hijo debía de leer ese libro, si a él le había gustado tanto seguramente a su hijo le iba a entusiasmar... y se equivocaba. Así que decidió escribirle una historia simplificando la que él recordaba, haciéndola más adecuada para los oídos de su hijo. Y así nacen Florin, Guilder y La princesa prometida.
Por cierto... esto que os acabo de relatar y que nos cuenta el autor en el libro, es mentira. Florin y Guilder son dos tipos de monedas, al menos una extinta, y Goldman jamás tuvo un hijo, sino dos hijas. Pero sirve de muestra la lectura de esta introducción que vamos creyendo a pies juntillas, de lo que nos vamos a encontrar en el libro; una puerta a un mundo.
Este libro que estuvo en casi constante crecimiento mezcla la historia de la princesa con la metaficción del autor ficticio que inspira al real para mandar la novela que tenemos entre manos a un ficticio editor. Además de eso, el inexistente Morgensten mandaría otra novela para editar.... En fin, que quienes hayáis visto la película, sólo conocéis la mitad de la historia que hoy os traigo. El resto es un trabalenguas divertidísimo por el que, sin perdernos, vamos viendo guiños a las situaciones de este hombre desdoblado.
¿Y la otra parte? La otra parte es una fantasía medieval con su princesa en apuros, el amor verdadero, magos héroes, aventuras y espadas. Un mundo precioso salpicado de sentido del humor en el que, efectivamente, vemos implícita una crítica. Un libro catalogado muchas veces de literatura juvenil que gana en significado al leerse en la edad adulta. Hoy os invito a reír con un autor decidido a inmiscuirse en la historia que nos cuenta, y os invito a una aventura en los Acantilados de la Locura, pasando por un Pantano de Fuego y mil aventuras más que nos harán disfrutar como niños, aunque seamos adultos. Sin importar si creemos o no en cuentos de hadas y princesas. Y con un prólogo inolvidable lleno de frases para enmarcar.
Qué me decís, ¿os animáis con un cuento de princesas?
Gracias