Muchos habréis visto la película de La Princesa Prometida, un clásico de los años 80. Lo que quizá no sepáis algunos es que está basada en un libro del mismo nombre escrito por William Goldman (guionista de cine). Yo descubrí la película y la novela hace tan sólo unos meses gracias a mi hermana. En esta reseña encontraréis espadachines, doncellas, malos malosos y muchas aventuras.
La bella Buttercup jura amor eterno a Westley, que parte en busca de fortuna y es asesinado por unos piratas. La doncella, obligada, se promete al príncipe Humperdinck de Florin, un bellaco al cual sólo le interesa la caza. El mejor esgrimista, el hombre más inteligente y el más fuerte del mundo son contratados por los enemigos de Florin para raptar a Buttercup. En la huida, sufren la incansable persecución de un encapuchado que los retará uno a uno en su propio terreno. En La princesa prometida, William Goldman ha reunido todos los elementos clásicos de los grandes relatos ambientados en un mundo de fantasía medieval, imprimiéndoles su fino sentido del humor. Sus personajes representan a todos los héroes y villanos de nuestros cuentos de infancia y rinden un brillante homenaje a la novela de aventuras.
A pesar de lo que pueda parecer por el título, al principio de la historia Buttercup es tan sólo una doncella. No tiene sangre real y de hecho es un poco salvaje y sus padres le piden por favor que se lave porque huele a caballo. Para ella trabaja un joven, Westley, al que da órdenes sin cesar y que siempre le contesta “Como desees”. Tras una visita de la condesa, Buttercup se da cuenta de que está enamorada de Westley y le jura amor eterno cuando él decide marcharse para conseguir fortuna y así poder mantenerla sin problemas. Pero, como veremos a lo largo del libro, la vida no es justa y Westley es asesinado por unos piratas. Después de varios años de soledad, Buttercup se promete en matrimonio con el príncipe Humperdinck. En la relación no existe amor, ya que al príncipe sólo le gusta la caza y Buttercup sigue pensando en su amado Westley. Un día, cuando estaba cabalgando por la montaña, la princesa es raptada por tres hombres (un espadachín español, un gigante turco y un siciliano supuestamente muy inteligente). Pero un hombre encapuchado se enfrenta a ellos, de uno en uno, y consigue evitar que maten a la muchacha.
Realmente es aquí, en este punto, donde comienza la historia y la aventura. Si la película tenía unos personajes y unas frases inolvidables, es sin duda porque el libro también los tiene.
Mi nombre es Iñigo Montoya. Tú mataste a mi padre, prepárate a morir.
Otro aspecto curioso de la novela es que el autor nos explica que en realidad él no escribió La princesa prometida, sino un tal Morgenstern y que su padre se la leía de pequeño. Al tener él un hijo, quiso que la leyera pero se dio cuenta de que el libro original tenía partes muy aburridas y que su padre le había leído una versión resumida. Así que decidió coger las partes buenas y publicarlo tal y como se lo contaba su padre. Todo esto es una invención de William Goldman así que tomároslo como parte de la novela
La princesa prometida, con sus más de 400 páginas, me ha durado apenas tres días. Me parece una historia divertida y, si os ha gustado la película, diré que es in-con-ce-bi-ble que no lo leáis. Fezzik, Iñigo y Vizzini os están esperando en los Acantilados de la Locura.
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Título: La princesa prometida
Autor: William Goldman
Editorial: Booket
Págs: 504
EAN: 9788427031050
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