Páginas: 476
ISBN: 9788478889556
Precio: 23€
Antes de entrar en materia, quiero pedir disculpas porque en la entrada sobre nuevas adquisiciones en la que os mostré este libro dije que estaba situado en el Renacimiento italiano, y la realidad es que tiene lugar en el Barroco (vamos, todo lo contrario). Dicho esto, voy con mi crítica.
Peter Prange
Peter Prange (1958) es un autor alemán licenciado en Filología Románica, Germánica y Filosofía. Es autor de guiones cinematográficos, libros de divulgación y novelas de ficción. Hasta el momento ha publicado ocho novelas y desde 1999 se dedica únicamente a la literatura. No voy a copiar todos sus títulos porque no sé alemán y me quedaría igual, así que sólo diré que en España tenemos disponibles dos de sus obras: La Principessa (2005) y La Filósofa (2006), que en su país de origen tuvieron un gran éxito. Son, además, los dos primeros títulos de una trilogía en la que el autor se propuso recrear diversos periodos históricos con un personaje femenino ficticio que le sirve para enlazar con todo lo demás. En otras palabras, La Principessa y La Filósofa son libros independientes, pero al mismo tiempo son el mismo tipo de libro, con la salvedad de que el primero está ambientado en la Roma barroca y el segundo en el París de la Revolución Francesa. Hay un tercer título de esta trilogía, Die Rebellin (supongo que significa La Rebelde), pero todavía no ha sido publicado en castellano y no sé si lo llegará a estar. Quizá el autor no tuvo tan buena aceptación aquí como se esperaba.Sinopsis
La acción tiene lugar en la Roma del siglo XVII. Urbano VIII acaba de ser nombrado Papa y llama a Bernini para encargarle la construcción del altar mayor de San Pedro. De este modo, todos los arquitectos y trabajadores de la obra pasan a ser empleados del joven artista. Entre ellos se encuentra Francesco Castelli (que más tarde se cambiará el nombre por Francesco Borromini), un humilde picapedrero que dibuja todas las obras que ve y desea convertirse en arquitecto. Entre Borromini y Bernini nace una aversión natural, los dos aspiran a ser el genio de la época y hay una gran rivalidad entre ellos, a pesar de que en principio tenían previsto trabajar juntos. Los caracteres de ambos también son opuestos: Bernini es un hombre ambicioso, ha crecido sabiendo que se convertiría en arquitecto y todo son facilidades para él. Por su parte, Borromini es un hombre discreto y tranquilo, que huye de los excesos y sigue llevando una vida humilde incluso cuando le hacen grandes encargos.Por si todo ello fuera poco, llega a Roma una dama inglesa llamada Clarissa Whetenham, a la que apodan La Principessa. Se aloja en casa de su prima Olimpia, una mujer dominante y de carácter fuerte, y en cuanto conoce a los dos artistas les cambiará la vida para siempre. La Principessa despertará tal sentimiento en ellos que se convertirá en un motivo más para que el entendimiento entre ambos sea imposible. Todo ello, en un marco político cambiante que inevitablemente influye en el desarrollo de los acontecimientos.
Personajes
Antes de empezar a hablar de los personajes principales de la novela, me gustaría decir que todos ellos tienen personalidades interesantes pero, no obstante, al mismo tiempo son arquetipos y tengo la sensación de que no se llega a profundizar lo suficiente en ellos. El que es malo, lo es hasta el final, y el que es bueno, siempre es la víctima y sufre hasta sus últimos días. Tampoco es que sean personajes planos, pero digamos que prefiero encontrar unos caracteres más elaborados. A pesar de todo, mi favorito ha sido Borromini.- Gian Lorenzo Bernini. A grandes rasgos, un chulo-playa del siglo XVII. Ambicioso, seductor y encantador, sabe cómo ganarse a la gente y no para hasta conseguir lo que quiere, sea al precio que sea. Ha crecido en un mar de comodidades, los de su alrededor siempre le han dorado la píldora y parte de su renombre se debe sin duda al esfuerzo de los demás. Él es, ante todo, un artista capaz de crear magníficas esculturas, pero a la hora de trabajar como arquitecto se encuentra con dificultades y se pone en evidencia que en este ámbito no es tan brillante como su enemigo.
- Francesco Borromini (antes Francesco Castelli). Es un hombre discreto y trabajador, de apariencia débil y enfermiza, aunque por dentro también tiene su carácter. Al igual que Bernini, siente envidia de su rival, pero en su caso debemos añadir un defecto todavía más grave: la inseguridad. Francesco vive marcado por su origen humilde, está obsesionado con que la gente lo sigue considerando un simple picapedrero y no consigue hacerse respetar. Él es arquitecto, una persona de una gran inteligencia para cuadrar cálculos y una maravillosa imaginación para crear las obras más bellas y romper con el modelo artístico anterior, aunque esto le lleve a recibir críticas por salirse de la norma (¡qué habitual es esto en las vidas de los grandes genios!).
- Clarissa Whetenham, La Principessa. Esta aristócrata inglesa llega a Roma siendo una joven de dieciocho años con ganas de comerse el mundo. Con el paso de los años, su temperamento se va calmando pero sigue siendo la misma belleza que cautivó a los dos artistas de Roma. Yo pensaba que Clarissa sería el prototipo de heroína fuerte y luchadora tan típica de la novela histórica, sin embargo, he encontrado una mujer que, aunque tiene una gran fortaleza interior, no tiene tanto peso en la historia como otros personajes. Es una dama que está allí y va a la deriva en función de lo que hagan sus amigos y los que le quieren mal.
- Donna Olimpia Pamphili. Es la prima de La Principessa, una dama perteneciente a una de las mejores familias italianas. Enseguida acoge a su joven invitada con los brazos abiertos y pretende ser como una madre para ella, pero donna Olimpia tiene un carácter fuerte y dista mucho de ser la bondadosa señora que pretende aparentar. Su personaje va ganando fuerza a medida que avanza la historia, hasta el punto que cobra más protagonismo que la propia Clarissa y se inmiscuye en las cosas del dúo de protagonistas.
La Roma barroca
San Carlos de las Cuatro Fuentes (Borromini)
Antes de empezar el libro sabía que había algo en él que no me iba a defraudar: la ambientación. Adoro Italia, cualquier historia que se desarrolle en este país me atrae por sistema. He tenido la suerte de visitarlo en persona y quedé tan entusiasmada por la belleza de sus obras que desde entonces cualquier referencia al arte de este país me llama la atención sin remedio. El contexto histórico de esta novela todavía facilita más las cosas, puesto que se centra precisamente en un periodo en el que se produjo un auge en la creación artística.
Estamos en el siglo XVII y toda la acción tiene lugar en la ciudad de Roma (salvo detalles puntuales). Nos encontramos, por lo tanto, en el Barroco: el Papa Urbano VIII desea construir la nueva Italia y Bernini y Borromini son firmes candidatos a ser el Miguel Ángel de la nueva era. Esta idea está presente a lo largo de toda la novela, los cambios en el país y el anhelo de estos dos artistas por acercarse al nivel del gran maestro. La recreación me ha parecido exquisita: se hacen descripciones, pero no llegan a resultar pesadas y permiten que te lo imagines todo a la perfección. Sientes que tú también vives allí y eres capaz de visualizar las obras que se describen. También debo destacar el contexto político en el que se sitúa: la historia se alarga varios años en los que encontramos tres Papas distintos, sin olvidar la influencia del exterior, que está presente gracias al origen inglés de La Principessa. En este sentido, Peter Prange se ha documentado bien y ha hecho un gran trabajo para recrear la Roma barroca.
Éxtasis de Santa Teresa (Bernini)
Centrémonos ahora en los temas artísticos. Casi todas las novelas que hablan de arte que había leído hasta el momento se centraban en la pintura: es bastante habitual encontrar libros que imaginan la historia que hay detrás de un cuadro, un ejemplo conocido puede ser La joven de la perla, de Tracy Chevalier, que desde aquí aprovecho para recomendar. Sin embargo, en La Principessa lo que tiene importancia es la arquitectura y, en un lugar más secundario, la escultura. La pintura ni se menciona, a pesar de que en ocasiones se nombra de pasada al pintor y arquitecto Pietro da Cortona (lógicamente se le nombra por esta segunda faceta). Nunca había sentido interés por la arquitectura y reconozco que desconocía por completo la obra de estos dos caballeros, pero gracias a este libro he empezado a ver los edificios que se describen con otros ojos y he salido un poco más ‘culturizada’. Principalmente, me quedo con el recuerdo de las formas curvas de Borromini, que rompen con el ángulo recto de antes, y la famosa escultura del Éxtasis de Santa Teresa de Bernini, que trae de cabeza a más de un personaje.En el arte y la creación, nunca falta la pasión
El punto principal de la novela es el arte y la ambientación de la ciudad, pero si no se le añadiera algo más resultaría una historia bastante sosa. Los sentimientos deben estar presentes en cualquier escrito, y con más razón si hablamos de arte: los artistas tienen fama de apasionados por excelencia, son personas con una sensibilidad especial que les hace percibir las cosas de una forma que un individuo corriente no podría. Esto les lleva a actuar de forma desmedida en más de una ocasión, tanto en el buen sentido como en la más cruel de todas las actuaciones. Bernini y Borromini son un ejemplo perfecto de ello y los sentimientos que les mueven en el proceso de creación son los verdaderos protagonistas de la historia.Fuente de los Cuatro Ríos (Bernini)
Hablando claro: lo mejor de la novela es la rivalidad entre Bernini y Borromini, cómo uno pisa al otro, cómo se envidian entre sí, etc. Además, no sé si esto es una licencia del autor, pero los hechos se dan de tal manera que cuando a uno le va bien, el otro fracasa, y viceversa. A menudo tenía ganas de abofetearlos a ambos por ser tan egoístas y no darse cuenta de que el trabajo en equipo les haría grandes a los dos. También he sentido rabia por cómo se aprovechan del pobre Francesco (aunque lo de pobre es un decir, porque también tiene lo suyo). Odio, envidia, ambición… Son muchos y diversos los sentimientos que les mueven, sin olvidar la presencia de la Principessa que les robó el corazón y se ha convertido en un motivo más para que se detesten. ¿Cuál será la pasión más fuerte: el deseo de ver fracasar al otro o el anhelo por convertirse en grandes arquitectos?El libro en sí
En primer lugar, quiero decir que ahora mismo escribo esta opinión con el buen sabor de boca que me han dejado las últimas cien páginas, no obstante, mis sensaciones de lectora no han sido tan positivas a lo largo de todo el libro y por ello no puedo olvidarme de hablar de esas carencias en esta crítica. Es un poco difícil de explicar, porque fallos como tales no veo, tan sólo puedo decir que durante la mayor parte de la novela sentía que su historia me sabía a poco, que se dejaba leer pero le faltaba algo para ser redonda. En ningún momento me he planteado dejarla, con eso ya digo que no es un libro aburrido o malo, pero si no fuera por esas aportaciones artísticas y el tramo final fácilmente podría decir que se trata de un libro entretenido sin más.Escalera del Palacio Barberini (Borromini)
Tengo la sensación de que Prange se ha centrado en recrear la vida de la época y los temas artísticos, de tal forma que deja un poco de lado el hecho de profundizar en los personajes. Ya digo que en las últimas páginas me ha gustado más, pero al principio me costó meterme en la piel de los protagonistas y me pareció poco creíble que apenas cambiaran con el paso de los años. En algunos detalles se nota que las experiencias de la vida les han marcado, pero hay otras cosas que cojean un poco. Por ejemplo, que se expresan igual con veinte que con cincuenta años, y en ningún momento se habla de la vida personal y amorosa de Borromini en los años que Clarissa estuvo ausente (seguramente fue un hombre muy solitario, pero algún romance tuvo que tener y aquí ni se menciona el tema, como si no hubiera tenido vida). Son cosas pequeñas que no afectan al hilo principal, pero en esto se nota que la historia se podría haber pulido más.Es posible que mis impresiones sobre el libro y las dificultades iniciales que tuve para meterme en él se deban en parte a que tenía una idea un poco equivocada de lo que iba a encontrar. Con un título como La Principessa es fácil suponer que la protagonista será una gran mujer, mas lo que he encontrado es una Clarissa cuyo papel es simplemente actuar como nexo entre los dos artistas y aumentar la rivalidad entre ambos (que a decir verdad, tampoco hacía falta). Ella es la excusa para que haya un enlace más entre ambos, pero no os engañéis: tiene muy poco peso en la historia, los protagonistas son los dos hombres y la Roma barroca en sí. Si alguien esperaba una gran historia de amor, que espere sentado porque en este sentido decepciona un poco (lo que se narra es bonito, ojo, pero no es lo que parecía que sería).
En cuanto al estilo, el autor alterna perfectamente partes de narración, descripción y diálogo, con lo que consigue crear un equilibrio perfecto que no se hace pesado de leer. De todas formas, la prosa es bastante ligera. También es importante mencionar que los capítulos son muy cortos, un recurso que siempre ayuda a avanzar con más facilidad. Prange no me ha parecido un gran escritor (quizá la traducción ha influido, aunque a mi parecer está bastante bien), pero al menos ha conseguido plasmar de una forma asequible una historia y una ambientación que sí están logradas.
Plaza de San Pedro
En general, la idea que me queda de este libro tras terminarlo es que se trata de una novela interesante, bastante buena para adentrarse en la arquitectura de la Roma barroca de una manera amena y apta para cualquier lector, aunque no se tengan conocimientos previos de arte. Lo que se aprende aquí no te sirve para aprobar un examen de historia del arte, pero si os gustan estos temas seguramente os servirá para familiarizaros con ciertas cosas y conocer de una forma sencilla algunas anécdotas de las obras de Bernini y Borromini. Eso sí: no debéis olvidar que la novela es una mezcla de realidad y ficción. El autor aclara qué hechos son reales y cuáles no al final del libro, pero a grandes rasgos se puede decir que el personaje de La Principessa es pura ficción y las fechas no siempre concuerdan con la realidad porque las adaptó para que la historia quedara mejor. Lógicamente, las obras de las que se habla son reales y el resto de personajes también.Conclusión
A pesar de no tener esa heroína y esa gran historia de amor que esperaba, La Principessa ha resultado ser una lectura agradable que en las últimas páginas me ha dejado muy buen sabor de boca y gracias a ello se ha ganado un notable. Es una de esas novelas que con una narración sencilla consiguen aportarte algo, en este caso unos pocos conocimientos sobre el arte de Bernini y Borromini y la forma de vida en la Roma del siglo XVII. Creo que esta novela puede gustaros mucho si os atrae Italia del mismo modo que a mí y/o si os gustan las novelas que a partir de elementos ficticios nos cuentan su particular versión sobre la creación de una obra de arte. Tendré que pensarme si leo el otro libro del autor, pero este desde luego lo recomiendo.
Mi valoración: 7/10