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La prisión de los espejos - Rafael Martín Masot

Publicado el 20 noviembre 2015 por Esperanza Redondo Morales @esperedondo

La prisión de los espejos - Rafael Martín Masot

Imagen: web de la editorial.

Publicación: Tenerife: Baile del Sol, 2010
Edición: 1ª ed.
Descripción física: 231 p.; 23 cm.
ISBN: 978-84-92528-98-1
CDU: 821.134.2-31"20"
Signatura: N MAR pri
Precio: 14 euros en la web de la editorial. 4,49 euros en la Casa del Libro (solo disponible en formato digital).


NO TE PIERDES NADA
Este libro me lo prestó una amiga en una ocasión en la que quedamos para comer y, como es nuestra costumbre, nos llevamos libros para intercambiar. En realidad no me lo prestó, sino que directamente me dijo que me podía quedar con él porque ella no tenía interés en conservarlo. Pero como cada libro tiene su lector y cada lector tiene su momento, y además para mí el autor era completamente desconocido, pensé que no perdía demasiado por darle una oportunidad; no siempre coincidimos en impresiones con todo el mundo, así que decidí leerlo cuando le llegara el turno.
Argumento y personajes
El protagonista de la historia, Marc Viadiu, es un psicólogo aparentemente normal que, debido a su profesión y a las grabaciones que utiliza en las sesiones en las que trata a sus pacientes, un día descubre una conspiración que implica a políticos corruptos, peces gordos del mundo financiero y miembros de la alta sociedad de Barcelona, ciudad en la que vive. Esta complicada trama, que surge de algo tan simple como que al parecer se pueden utilizar los teléfonos móviles para espiar a la gente (no daré más detalles para no destripar la historia), no se detiene ante nadie y ante nada, y de hecho es la responsable directa de la muerte de uno de los pacientes de Viadiu, al que asesinan sin ningún miramiento. El psicólogo decide arriesgarse y se presenta en la mansión de uno de los componentes de la trama para intentar llegar a un acuerdo con él; más bien se trata de un chantaje para no sacar a la luz todo lo que sabe. Pero por supuesto tiene claro que quienes están detrás de esta conspiración no aceptarán su trato. A partir de aquí, cuando el chantajeado muere, la vida del protagonista empezará a correr verdadero peligro...
Como no podía ser de otra manera, en una trama aparentemente tan complicada irán haciendo su aparición unos cuantos personajes más, desde los propios "malos" que están detrás de la conspiración que descubre el psicólogo hasta su propia esposa o incluso su secretaria; pero no los mencionaré a todos porque esto sería interminable y además el autor no profundiza prácticamente nada en el carácter y en las motivaciones de casi ninguno de ellos. Sí que merece la pena citar por ejemplo a Teresa Muntal, que será una de las personas que más ayude a Viadiu a lo largo de la historia, aunque es de las típicas cosas que la gente hace en las historias malas, sin que sepamos por qué y sin que venga a cuento; porque yo doy por hecho que a cualquier persona normal no se le ocurriría en la vida meterse en líos con criminales. Muy desesperado tendrías que estar para hacer cosas como las que hacen algunos personajes de la novela.
En cuanto a la historia en sí, me parece interesante poner lo que dicen sobre el libro en su contraportada, porque creo que esto podría llevar a errores; lo explicaré cuando hable sobre mis impresiones, pero de momento os copio literalmente el texto que aparece:
Ambientada en la Barcelona actual, ciudad que se convierte en fabuloso territorio literario merced a la prosa rotunda, precisa y llena de sutileza de Rafael Martín Masot, "La prisión de los espejos" desentraña con espléndida maestría una intriga compleja y al mismo tiempo colmada de sencillez. Compleja por cuanto lo son aquellos afanes inhumanos del poder, la avaricia y el ansia de supremacía. Sencilla porque, en el fondo, todo se resume en el diabólico juego eterno: ser depredador o víctima; vivir o morir.
Escrita con infrecuente brillantez y depurado estilo, la novela evoca en algunos de sus memorables capítulos a maestros como Yukio Mishima o Paul Auster, sensación muy de agradecer en un autor que, desde su radiante juventud, manifiesta un compromiso inequívoco con la literatura en estado puro, el gran arte de narrar sin concesiones a la baratura comercial ni desaliento ante lo difícil de este reto. Es la apuesta, admirable, del escritor más prometedor de su generación. Una generación, todo hay que decirlo, aún no nacida.

Mis impresiones
A pesar de lo que me comentó la amiga que me prestó el libro, decidí animarme a leerlo por si acaso mis impresiones resultaban ser diferentes a las suyas. Además pensé que 200 y pico páginas se leen en nada, con lo cual no sería mucho el tiempo que empleara en la lectura, si es que al final no me acababa convenciendo. Y la verdad es que también ayudó ese texto que leí en la contraportada, porque ya habréis visto que lo pintan bastante bien. Me llamaba la atención eso que decían de la prosa rotunda, precisa y llena de sutileza del autor; de la brillantez y el depurado estilo que recordaban nada menos que a Yukio Mishima (al que no he leído aún) y a Paul Auster (autor que me gusta muchísimo); aunque también es cierto que me chirriaba un poco que por otra parte dijeran que Martín Masot es el escritor más prometedor de su generación, para después añadir que es una generación no nacida... El caso es que me dejé llevar por estas afirmaciones, hasta que al ir avanzando en la lectura, cada vez me fue quedando más claro que desde luego esa contraportada la debía de haber escrito un muy buen amigo del autor.
Y es una pena, porque la verdad es que el argumento a mí me pareció de lo más interesante y creo que la historia daba para una gran novela que, de haber estado escrita de otra manera, estoy segura de que habría tenido en vilo a los lectores, sin ninguna duda. Pero no ha sido el caso, o al menos a mí no me lo ha parecido; lo de la prosa rotunda y llena de sutileza no lo vi por ningún sitio, y lo de la infrecuente brillantez y depurado estilo mucho menos. Sé que soy muy maniática con este tema, pero cuando estoy leyendo un libro y me encuentro alguna errata me empiezo a mosquear; hay erratas que se ve claramente que están ahí porque alguien al teclear ha bailado dos letras que estaban juntas y al corrector aunque no debería se le ha pasado, por ejemplo. Pero cuando no haces más que encontrarte por ejemplo minúsculas donde debería haber mayúsculas, y al revés; o tildes que no aparecen y deberían hacerlo; o incluso faltas de ortografía, y además de las gordas, yo lo siento mucho pero al final me acabo cabreando y además bastante. Vamos, que de brillantez nada de nada y de depurado estilo ya digo que menos aún; y desde luego no creo que a este chico lo podamos comparar en ningún momento con Paul Auster porque la forma de escribir de los dos se me ha parecido como un huevo a una castaña, como se suele decir. Lo mismo resulta que a alguien el estilo de Martín Masot le recuerda al de Auster, y si es así le agradecería que me dijera dónde porque yo no consigo encontrar ninguna similitud entre los dos.
En cuanto a los personajes, el autor no profundiza demasiado en el carácter de casi ninguno de ellos, salvo en el de Marc Viadiu, Teresa Muntal y poco más, aunque lo poco que nos va contando nos sirva para hacernos una ligera idea de cómo es cada uno. Pero es que esto también me chirrió bastante al leer la novela, porque por lo general los malos suelen ser muy malos y además bastante cabrones, y en este caso hay ratos en los que parecen medio tontos. Si a esto le sumamos que los buenos son normales y de repente, de buenas a primeras, se convierten casi en súper héroes, pues todo esto no me encaja del todo bien. Me parece por ejemplo bastante poco creíble que el protagonista, que es (todo hay que decirlo) un cobarde y por alguna situación que se nos plantea, vemos que incluso un auténtico calzonazos, no solo no dude en plantarse en la casa de uno de los componentes de la trama para intentar extorsionarlo, sino que también resulta que en un momento sabe manejar una pistola, y en otro momento amenaza y secuestra a gente, o incluso cosas peores. Y es algo con lo que no puedo, si no me creo a un personaje o no llego a entender las razones por las que hace las cosas, sobre todo si son cosas que no vienen a cuento, no consigo empatizar con él ni con la lectura. Y me temo que esto es algo que pasa demasiado a menudo a lo largo de la historia... Tampoco es que me lo tengan que explicar absolutamente todo como si fuera tonta, pero que pasen cosas y no se sepa por qué, o que aparezcan personajes que hacen cosas sin sentido, es algo que no me termina de gustar.
Otra cosa que ya me pareció el remate fue que en uno de los capítulos, sin que tampoco venga a cuento, aparece un amigo de Marc que supuestamente es músico, de la época de la movida madrileña, y que, cosas de la vida, se llama Rafael Martín Masot. Esto ya pensé que era el remate del autobombo, porque además era algo que ni aportaba nada de interés a la trama ni tenía ni pies ni cabeza; pero bueno, supongo que al autor le haría ilusión aparecer como personaje en su novela, quién sabe. De todas formas el autor es jovencísimo e imagino que de alguna manera eso se tenía que notar en su forma de escribir; así que supongo que estos detalles son cosas simplemente mías, no sé si a alguien más le habrá llamado la atención. Y algo también bastante llamativo es el hecho de que, cada vez que aparece un personaje, se lo nombra por su nombre completo: Marc Viadiu, Teresa Muntal... Todos, absolutamente todos, aparecen siempre nombrados así salvo un par de excepciones. Esto me recordó a los rusos, sobre todo a los escritores, que siempre tienen esa costumbre no sé muy bien por qué. Claro que tampoco es lo mismo que en una página te aparezca tres veces Teresa Muntal que por ejemplo Vladímir Ivánovich Petróv...
Lo bueno es que, como sospeché al principio, 200 y pico páginas me duraron bastante poco así que no empleé demasiado tiempo en leer la novela. Que con todo lo que tengo pendiente por leer, ya solo me faltaba que un libro que no me ha terminado de llamar me haya hecho perder un tiempo precioso que podría haber empleado en leer otra cosa. Habrá quien piense que si un libro no te convence lo mejor es dejarlo y pasar a otro, pero yo normalmente me siento incapaz de dejar un libro a medias; solo lo he hecho con uno a lo largo de toda mi vida... Aunque en el caso de La prisión de los espejos no me arrepiento de haberlo leído hasta el final, porque ese final sí que consigue salvar el resto de la historia.
Conclusión
Para resumir, deciros que si lo que os apetece es pasar un rato entretenido, posiblemente la novela os guste. Además de ser corta, está escrita con muchísimas más partes de diálogo que de descripciones, de tal manera que se lee de forma muy ágil (a veces incluso demasiado, diría yo, porque hay situaciones en las que las cosas se precipitan de una manera increíble). Eso sí, si no te pasa como a mí y cada vez que aparece una errata te saltan todas las alarmas, que eso cuando pasa muy a menudo acaba ralentizando el ritmo lector... Si además te gustan las tramas conspiranoicas como esta, que implica a personajes de todo tipo incluso a gente influyente, también disfrutarás de la lectura.
Si por el contrario no te interesa el tema y te tiran para atrás las cosas negativas que he comentado, igual no te merece la pena darle una oportunidad. Para lo que sí que creo que daría muy bien es para hacer una de esas películas que ponen los sábados por la tarde en Antena 3, que siempre suelen ir de asesinos o de psicópatas o de fantasmas del pasado que vuelven, pero el caso es que son todo el rato lo mismo. Yo las suelo utilizar para echarme la siesta así que casi nunca me entero de lo que ha pasado. Al menos con la novela sí pasé un rato entretenido y no me llegué a dormir, a pesar de que en algún que otro momento no me convencía nada de nada lo que estaba pasando...

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