Revista Comunicación
ACUCIADO POR LOS reveses judiciales, que han frenado en seco la privatización sanitaria, Ignacio González no ha tenido más remedio que sacrificar a Fernández-Lasquetty. La persistente marea blanca ya había dejado herido de muerte este controvertido y enmarañado proceso al que los jueces acaban de darle la puntilla.Finiquitado Eurovegas, por no citar otras apuestas fallidas como el euro por receta o la financiación autonómica, González no ha tenido más remedio que renunciar también al que iba a ser uno de sus proyectos estrella, al menos en lo ideológico. De esta forma, y con el ‘caso del ático’ coleando aún, el presidente madrileño queda un poco más debilitado en sus aspiraciones para convertirse en cabeza de cartel en las elecciones autonómicas de 2015. A poco más de un año para esos comicios, la retirada de la privatización hospitalaria no hace sino abundar en la idea de que, por primera vez en un cuarto de siglo, el PP siente en su cogote el aliento de una derrota en las urnas. Y no será porque González no sabía el riesgo que asumía con su enfebrecida decisión. Debilitado el presidente madrileño, crecen las expectativas del líder de los socialistas madrileños, Tomás Gómez, cuya determinación también ha sido decisiva para que naufragara el proyecto.Lasquetty es el que ha muerto políticamente en el intento, aunque quizá convenga recalcar que él no ha sido más que el mero ejecutor de una política sanitaria de fuerte contenido neoliberal. Despreciar la reacción de la marea blanca y la capacidad de movilización de los facultativos, muchos de ellos cercanos al PP, ha sido sin duda su mayor error. Al ya exconsejero le ha tocado pagar los platos rotos de una decisión de todo el Consejo de Gobierno, con González a la cabeza. Esperanza Aguirre, más previsora, salió huyendo antes de que las llamas le alcanzaran a ella.El sustituto de Lasquetty, el veterano Javier Rodríguez, médico de profesión, debería tal vez abandonar la vehemencia que le caracteriza si de verdad quiere restañar las heridas con sus compañeros de la bata blanca. Fácil, desde luego, no lo va a tener.Con Juan José Güemes y Manuel Lamela imputados por cohecho y prevaricación, la obligada marcha de Lasquetty confirma la maldición de los consejeros de Sanidad madrileños. El PP no da una a derechas.