- Desde 1917, siguiendo el ejemplo de lo acontecido en Rusia, un pequeño grupo revolucionario (los Espartaquistas, dirigidos por R. Luxemburg, F. Mehring y K. Liebknecht) piensan que ha llegado el momento en Alemania para una revolución social. En algunas ciudades industriales alemanas comienzan a formarse soviets. Los Espartaquistas quería una república revolucionaria y comunista, al estilo de los bolcheviques en Rusia.
- Además, en 1918, la situación de Alemania en la I Guerra Mundial comienza a ser desesperada. Los militares, para eludir responsabilidades, deciden pedir a los políticos que negocien la paz sobre la base de los puntos de Wilson. De hecho daban la guerra por perdida. El 3 de octubre se forma el gobierno parlamentario de Max de Baden, liberal y pacifista, que inicia conversaciones con los Aliados.
- La revolución va a irrumpir en escena. En los primeros días de noviembre de 1918, estalló el motín de los marineros de la base de Kiel que se negaban a continuar la Guerra ante la petición del Káiser de un último esfuerzo desesperado. Se formó el primer soviet militar de la revolución alemana. De Kiel se extendió a otros muchos lugares: Hamburgo, Bremen, Lübek, Holstein, Munich, Colonia, Rostock, Halle, Magdeburgo, Dresde, Düsseldorf, Nurenberg, Leipzig... llegó a Berlín el día 9. La situación era de crisis general.
Max de Baden urgía al Kaiser a abdicar, por fín anunció la abdicación del Kaiser el 9 de noviembre. Guillermo II huyó a Holanda. En Berlín se hizo cargo del poder Ebert (perteneciente al ala moderada del Partido Socialdemócrata). Uno de sus "ministros", Scheidemann, proclamó la república desde el Reichtag. Estos socialdemócratas moderados quería una república reformista, parlamentaria y democrática, muy distinta a la que iban a proclamar los Espartaquistas (el enfrentamiento entre ambos no iba a tardar en llegar).
Abdicación del Kaiser y proclamación de la República
El nuevo régimen republicano suscitó fuertes reacciones. Muchos nacionalistas y conservadores expresaron su escepticismo y su rechazo. Para la derecha, la república no era acorde con el carácter germano, consideraba el sistema parlamentario como extraño al carácter alemán impuesto por los vencedores de la Guerra. Esta visión comenzó a acentuarse a partir de la llegada de los nazis al poder (1933) presentando a la república como un paréntesis entre dos periodos verdaderamente germánicos: el Imperio y el III Reich. Así que pronto se comenzó a hablar de los “criminales de noviembre” (unos traidores colaboradores con las potencias extranjeras) para designar a aquellos que habían trastocado la tradición alemana con la proclamación de la república. Había sido la derrota la que había permitido tal imposición. El carácter específico alemán corría peligro bajo las formas republicanas impuestas por los vencedores, estas formas parlamentarias sólo traerían ruina y decadencia. La república debía hacer frente a las duras condiciones de la paz tras la I Guerra Mundial, y lo tuvo que hacer en medio de un gran acoso político desde la izquierda y la derecha. De estos me ocuparé en otra entrada.