La productividad de los servicios públicos

Todos los españoles estamos orgullosos de nuestra sanidad pública. Su actitud y entrega en la pandemia de la Covid19 fueron encomiables, y todos estamos agradecidos a los profesionales de la sanidad.

Pero casi han pasado 6 años desde el virus importado de China y la vida sigue.

Y quiero compartir con mis lectores una impresión negativa que tengo de la sanidad pública. Aquí en Catalunya, pero yo creo que extrapolable a todo el país.

La productividad de la sanidad pública creo que es mejorable.

Acabe de convencerme hace unos días cuando, después de unos meses de espera me dieron hora para extirparme un carcinoma, un grano en la espalda que tenía probabilidades de convertirse en cancerígeno, según mi dermatóloga.

Llegué al hospital diez minutos antes de la hora asignada (las 16.30) y me atendieron de inmediato (a las 16.15), lo que era señal de que estaban mano sobre mano esperándome. Y así era. Después de ponerme la bata verde, tras una breve espera en una sala con al menos 8 camas o butacas de espera vacías, en la que dos auxiliares pasaban el rato delante mío sin hacer nada, una disimulando y otra descaradamente mirando el móvil, entré en el quirófano. Ahí es proceso fue rápido y ágil: sedado local, extirpación, grapado y listo. En 20-25 minutos salía del quirófano, me cambiaba y tras un minuto de espera para la entrega del informe, volvía estar en la calle. Es decir, entré en el hospital a las 16.15 y salí a las 17.30 ya estaba de vuelta a casa.

Salí preguntándome, ¿por qué me han hecho esperar meses para hacerme esta intervención menor? La respuesta me parece clara: por mala organización, que revierte en baja productividad. ¿Cuántas intervenciones similares a la mía hacen cada día? Estoy seguro de que el número puede multiplicarse al menos por 1,5, si no por 2.

Y si uno de los problemas es que hay pacientes que tienen un día y hora reservados y no aparecen, deberían ser penalizados de algún modo por el perjuicio que le supone al resto de ciudadanos.

Lo que propongo no es ciencia espacial, sino sentido común, organización y reglas claras. Y así los plazos de espera serían más cortos, que es lo que todos deseamos.

No es una cuestión de insuficiencia de inversiones, ni de insuficiencia de personal, porque allí había instalaciones, instrumentos y materiales de sobras, ni tampoco de personal, porque también había de sobras. Es cuestión de centrarse en la productividad. De procesos, normas y sistemas eficientes, organización y personal formado y motivado.

¿Por qué la empresa privada está centrada en la productividad y la administración pública no lo está todo lo que debería? ¿Es algo imposible en el mundo funcionarial?

Es una buena pregunta.

¡Es el dinero de los impuestos y la paciencia y la salud de los ciudadanos lo que está en juego!