Revista Libros
October 31, 2010 — Rodrigo Diaz
Por: Will Caiger-Smith – Diario EL ESPECTADOR de Bogotá – Abril 5 de 2009
Según el profesor Szasz, acabar con la prohibición de la droga dejaría dinero en impuestos y, sobre todo, paz. Cree que los políticos buscan prohibir para controlar. “¿Cuál es la diferencia entre droga y comida?”, pregunta.
El profesor Thomas Szasz es un referente mundial en la corriente de la antipsiquiatría. Dentro de sus concepciones liberales está convencido de que cada persona debe ser autónoma frente al uso de sustancias y que el drogadicto es hoy el “chivo expiatorio” de la sociedad contemporánea. El Espectador lo contactó en Nueva York para conocer sus impresiones respecto a un debate actual en Colombia: la penalización por el consumo de droga. Estas son sus impresiones.
¿Cuál es su argumento central contra la prohibición de la droga?
Empiezo por un interrogante: ¿Por qué prohibirla? La respuesta está en la historia y no nace por una prohibición de la medicina ni por la salud sino por la religión. Es una locura religiosa. Las prohibiciones originales en la historia se hicieron por la comida. Los judíos y los musulmanes, por ejemplo, no pueden comer carne de cerdo. Una decisión que corresponde a una expresión simbólica de sumisión a Dios. Hay que sacrificar algo, hay que rendirse ante algo para demostrar como se ama a Dios. Hoy, se hace lo mismo para demostrar que se ama al Estado. No hay racionalidad en estas prohibiciones.
¿Es decir que la prohibición en sí misma es irracional?
La gente debería hacer lo que quiera con su cuerpo.
¿Y eso incluye decidir lo que quiere consumir?
Correcto, siempre y cuando no le haga daño a nadie con su determinación personal.
¿Qué quiere decir exactamente con hacer daño a otro?
La gente que toma droga debería ser tratada de la misma manera como la gente que no la usa. Si uno hiere o corrompe a alguien, es claro que está cometiendo un delito. Pero no se le juzga por haber consumido drogas sino por el crimen que cometió.
¿Qué ventaja se puede derivar de terminar con la prohibición?
Daría enormes cantidades de dinero en impuestos y, sobre todo, traería paz. La gente no se estaría peleando y matando por las drogas ilegales porque serían legítimas. Por ejemplo, no tendríamos aviones fumigando plantaciones de coca.
Más de un experto sostiene que la guerra contra la droga es una guerra pérdida, ¿usted que cree?
El narcotráfico es un invención del siglo XX. En mi libro La Ceremonia de la Química hay una sección que evalúa ese tema. Hace cien años en Estados Unidos se podía comprar cualquier droga. Heroína, opio, cocaína, lo que fuera. Es más, la Coca Cola contenía cocaína. Después empezó a prohibirse todo. El alcohol también fue prohibido y cuando se hizo se desató una guerra de pandillas. Cuando se levantó la prohibición, la guerra terminó. Así ha sido siempre. La prohibición es un asunto político, a los líderes les gusta prohibir, pero piensen sólo en Estados Unidos, cuántos políticos han sido arrestados por manejar borrachos, especialmente los Kennedy.
¿Entonces, la prohibición de la droga se hace para tener control sobre la gente?
Ciento por ciento ese es el motivo. No tiene nada que ver con prevenir supuestos daños en la salud. Y llamar a las drogas dañinas es una tontería, es como decir que es peligroso tocar un cable de electricidad de alto voltaje. Hay muchas cosas que son peligrosas pero no son prohibidas. Como fumar cigarrillo, por ejemplo. Y la gente fuma legalmente, aunque sea más dañino que muchas drogas. Es algo así como una religión secular. Algo similar al anti semitismo o el racismo.
¿En qué sentido?
Es un grupo de gente que persigue a otro grupo. Y generalmente las mayorías en el poder siempre disfrutan persiguiendo a las minorías. Es más, la mayoría de la gente que usa droga no está en la cárcel, pero muchas personas sin poder sí lo están. En Estados Unidos, por ejemplo, la mayoría de ellos son negros.
¿Usted piensa que si la prohibición se terminara, eso disuadiría a la gente de consumir droga?
Por supuesto, sospecho que menos gente tomaría drogas. Recuerde el dicho: “La fruta prohibida es siempre más dulce”.
¿Advierte mucha hipocresía con respecto a este tema…
Es 100% absoluta hipocresía, sin duda alguna. Emborracharse no justifica pegarle a los amigos o matar a la esposa. ¿Entonces porque consumir droga lo justificaría? Eso es ridículo. Hace 500 años, nadie habría pensado que estar borracho o drogado justificara un crimen. Además las drogas no son nuevas, han tenido un uso milenario.
Hay quienes pretenden incluso prohibir la tradición de algunos países de América Latina de masticar coca, ¿qué opina de eso?
Es lo mismo que buscan los musulmanes que llegan a Estados Unidos y quieren parar el consumo de whisky. Son juegos de poder. Así como existe la ocupación militar, también hay ocupación intelectual y moral. ¿Por qué se hace? Para disuadir a los estadounidenses de usar cocaína. Es como una religión, una guerra cultural. No es una guerra contra la droga, es una guerra contra la felicidad cultural.
¿Se puede vencer en la lucha contra la droga?
Nunca. Es una guerra contra la naturaleza humana. Por eso es tan atractiva para los políticos, precisamente porque no se puede ganar. Es como Orwell: una guerra perpetua. La guerra es maravillosa para los políticos. Sólo es mala para las víctimas.
Pero la droga afecta de alguna manera…
Claro, pero cuál es la diferencia entre la droga y la comida: es una diferencia política. La marihuana es una planta, masticar la coca es comerse una planta. Los políticos la llaman droga, pero es completamente arbitrario, no tiene nada que ver con un criterio científico.
¿El drogadicto es un enfermo?
Un drogadicto es alguien que crónicamente se hace dependiente de una droga. Es totalmente su culpa y su responsabilidad. Si quiere ser tratado o retirarse de la droga, es asunto suyo.
¿El Estado debe intervenir en la decisión de un individuo de tomar o no droga?
Nunca, es como decidir si la gente debe ir o no a la iglesia. Es una decisión autónoma del individuo. No debería ser forzado jamás a tomar o no las drogas.
En Colombia, hoy se discute una reforma constitucional para sancionar a quienes usan drogas, ¿qué piensa?
No sé exactamente qué tanto depende Colombia de Estados Unidos, pero me parece que lo hace por satisfacer sus leyes. Ustedes lo saben más que yo.
Si se terminara la prohibición de la droga, ¿sería justo tener publicidad?
Eso es un asunto de filosofía política y de libertad. Eso depende de cuánto se crea en la libertad de la prensa. Mi respuesta personal es, sí. Pero si los políticos deciden que la gente no puede entender la publicidad, es un problema menor que prohibir las sustancias.
¿Cree que debe existir educación con respecto a las drogas?
¿La verdad sobre la droga?, Ciertamente ahora mismo sólo aprenden mentiras. Es mejor enseñar sobre Shakespeare o textos literarios que demuestran cómo vivía la gente siglos atrás. Y qué hacían. Fumaban, tomaban, cuando sentían dolor consumían opio. Ahora negamos que Thomas Jefferson vivió sus últimos diez años drogado de opio totalmente. Incluso hay fotos originales de Roosevelt a las que le han sacado el cigarro de la boca. El Gobierno es habitualmente una fuente de mentiras. ¿Y la religión? Al menos la versión de que Dios creó el mundo en siete días, es una historia para niños.
¿La religión es como la prohibición de la droga?
La primera decisión que se supone hizo Dios en el Antiguo Testamento fue prohibir cosas. Pero los mandamientos de Dios fueron escritos por humanos, todo eso hace parte de la naturaleza humana.
¿Entonces cuál es la solución para el tema de la droga?
La vida misma. La historia lo demuestra. Siempre los políticos escogen qué prohibir. El tabaco es un buen ejemplo. Hubo una época en que lo único que se fabricaba y exportaba en Estados Unidos era tabaco. Ahora es más o menos prohibido. Hay que recordar la idea de un político irlandés, Edmund Burke, “la gente necesita ser controlada”. Si la gente no puede tener autocontrol, requiere que otros lo controlen.
Es difícil.
Muy difícil, pero es así. Por eso hay mucha correlación entre quienes son arrestados por usar droga y las clases bajas que suelen ser los castigados. El presidente Kennedy, por ejemplo, consumió muchísima droga y después de su muerte, le quitaron la licencia a su médico por darle drogas ilegales. Lo mismo pasó con Elvis Presley. Siempre reaparece en las noticias. Una mujer bella murió en Las Bahamas, se llamaba Anna Marie Smith. Ahora sus médicos están bajo investigación.
“Privar a alguien de la libertad para su propio bien es inmoral”
Nacido en Budapest (Hungría) en abril de 1920, el profesor Thomas Szasz emigró desde muy joven a Estados Unidos, huyendo de la persecución del régimen nazi. Después se formó como médico y se asentó en Nueva York, donde aún vive y ejerce.
Es autor, entre otras, de las obras ‘El mito de la enfermedad mental’, ‘Fabricación de la locura’, ‘Teología de la medicina’, ‘Ética del psicoanálisis’ y ‘Droga y ritual’. Imparte clases en la Universidad del Estado de Nueva York, en Syracuse.
Según Szasz, durante los últimos tiempos, EE.UU. se embarcó en una de las guerras más despiadadas que jamás haya visto el mundo: la lucha contra la droga. Según él, hace 100 años, regular qué podían ingerir los ciudadanos, hubiera sido rechazado por inconstitucional.
En sus escritos aboga por la abolición de la hospitalización involuntaria. Es decir, que nadie debe ser privado de su libertad a menos que haya sido encontrado culpable de un delito. “Privar a una persona de su libertad, supuestamente para su bien, es algo inmoral”. LibertadCarajo