Me sumerjo en otra novela del suizo Friedrich Dürrenmatt, que traduce Xandru Fernández y que publica el sello Navona: La promesa. En ella, un conferenciante mantiene una larga conversación con el doctor H., quien le cuenta una vieja historia para que luego él decida lo que desea hacer con ella. En esa historia se nos habla de la terquedad de un miembro de la policía, llamado Matthäi, encargado de investigar el caso de la niña Gritli Moser, que ha sido brutalmente degollada con una navaja. El único sospechoso del crimen es el buhonero Von Gunten, al que los policías presionan y presionan hasta que, después de horas de interrogatorio, se declara culpable y, acto seguido, se suicida en su celda. El caso, aparentemente, está cerrado. Pero Matthäi decide no darse por vencido con tanta rapidez, así que continúa investigando y descubre que Gritli tuvo un encuentro con un “gigante” que le regalaba erizos en el bosque. Su conclusión es clara: esas imágenes que la niña comunicó a su mejor amiga del colegio escondían una interpretación simbólica que es necesario esclarecer.
Al no sentirse respaldado por su comisaría, Matthäi abandona el Cuerpo e inicia un nuevo trabajo como empleado de una gasolinera, al mismo tiempo que acoge a su lado a una mujer que tiene una hija de edad y físico parecidos a los de la pobre Gritli Moser: es su cebo (se comprende enseguida) para atraer de nuevo al despiadado depredador… Pero no todo va a ser tan fácil como él piensa.
Con una prosa muy eficaz, Dürrenmatt consigue que los lectores caminemos por los senderos argumentales que él quiere; y nos lleva, inflexible, hasta la cruda solución de esta curiosa novela policíaca y psicológica.
Muy recomendable.