Lo hace con objetividad e independencia. Es la voz autorizada del periodismo progresista. Goza de respeto en los círculos de la radicalidad. Y colabora con los think tank de la socialdemocracia. Todas las mañanas, a las siete y diez, nos da los buenos días en la SER, y nos lee un texto de opinión para moralizar la vida pública. Es el ejemplo vivo de la adaptación ilustrada. Algo que cuenta con afamados seguidores en el mandarinato mediático de PRISA. Soledad Gallego-Díaz (SG), protegió con esmero el discurso socialista, abrazó a su manera el no nos representan, sedujo a la izquierda de observatorio, fue alumna aventajada del antisindicalismo moderno, y no duda en presumir de democracia a base de inyectarse populismo en vena. Aunque, si las cosas se ponen feas en el país o en su casa, siempre será bienvenida la resignación.
En la mañana de hoy nos ha arrojado una dosis de satisfacción por la “atractiva batalla de Madrid”. Aprovechando la digna propuesta de Manuela Carmena para encabezar la candidatura a la alcaldía por el llamado partido instrumental Ahora Madrid, se deshizo en elogios de quienes, por primera vez, aspiran a ocupar la presidencia de la comunidad o el sillón de la Casa de la Villa. Los nombró a casi todos y los presentó como grandes esperanzas frente a los aparatos burocráticos de los partidos. Habló de José Manuel López (Podemos), Ángel Gabilondo (PSOE) y Manuela Carmena (Podemos). Hubo una ausencia (¿involuntaria?) sobre el candidato de IUCM a la comunidad de Madrid, Luis García Montero. Sé que corremos el riesgo, al juzgar la columna de hoy de SG, de malinterpretar su lapsus. Pero en todo caso, son demasiados como para andarnos por las ramas. SG lleva tiempo apuntada a la ola del cambio, como antes militó en otros cambios: le seduce el nuevo decorado de la política española, no el contenido de la obra.
En un ejercicio de prudencia, alguien podría advertir que en el actual entramado mediático de nuestro país, no es una buena idea arremeter contra quienes están “en este lado de la trinchera”. Bueno es distinguir el periodismo reaccionario y predemocrático del que se mueve explícitamente en el territorio de la democracia. Y yo lo hago, pero no me callo ante atropellos como el de SG. No es la primera vez ni será la última que aplica su particular parcialidad con la pluma. Exigió la dimisión de Toxo y Méndez, enterró el sindicalismo de clase, elogió aquel cambio, alabó la estabilidad democrática, se apuntó a este otro, le seduce Podemos, le atrae Gabilondo, y para hacer honor a su condición de periodista independiente, ignora a Luis García Montero e Izquierda Unida. Pues bien, yo no dudaré de sus credenciales, pero le discutiré a SG su visión de la realidad. Porque los/as periodistas no escriben del ‘aroma de las plantas’ -igual, algunos sí-, sino de lo que nos sucede al común de los mortales. Rezuman ideología por los cuatro costados y no lograrán disfrazarla de periodismo independiente.
Ayer SG ignoró a LGM. Anteayer despreció el debate a tres (PSOE, PP e IU) en la televisión andaluza, dijo que faltaban fuerzas emergentes y que no tenía interés ciudadano. Por supuesto, ni una palabra de cómo solucionar este viejo problema, el que irrumpe en toda campaña electoral, de manera que los espacios informativos y los debates cuenten con todos “en igualdad de condiciones”. No es fácil. Soledad Gallego apunta alguna idea: meter a Podemos y sacar a Izquierda Unida. Es una idea, pero no una solución.
Fuente: Luca Caballero