Quien me ha visto y quien me ve. Con lo que yo he sido. Los lectores más antiguos quizás recordéis esta entrada en la que hacía alarde de mi mi vida sin motorizar en la capital:
Vivo en Madrid sin coche
Bueno, pues desde hace unos meses, esto ha cambiado. Resulta que me cambié de trabajo en Julio. La ubicación del nuevo empleo está bastante mal comunicada en transporte público desde mi casa, así que me armé de valor, me di unas clases en la autoescuela (tenía carnet en desuso desde el 97) y me compré un coche. Así leído, parece dicho y hecho, pero realmente el cambio de mentalidad de vivir sin coche a tener uno ha sido todo un proceso.Pero bueno, paranoias personales aparte, lo que os vengo a contar es un fenómeno que vengo observando desde que conduzco y es el uso del pito como insulto entre conductores. En teoría, el pito, bocina, claxon o cómo lo queráis llamar, sólo se debe usar para evitar un posible accidente. Esto en teoría. La realidad es que en Madrid, los conductores usan el pito para insultarse. Cuando te hacen una pirula, pitas a destajo para que el que te la ha hecho sepa que te has dado cuenta y que estás cabreado.Francamente es un uso que al principio me causaba un estrés tremendo. Vas con toda tu inseguridad en la chepa, haces algo, te pitan, no sabes por qué, te pones nervios y ya no das pie con bola. Vamos, el bocinazo provocaba que me convirtiera en un peligro potencial todavía mayor. No podía entenderlo. Como se puede prostituir el uso de un elemento de seguridad hasta tal puto. Hasta hace dos días.Hace dos días no me di con un coche de milagro, vamos que me pasa hace dos meses y me hubiera dado. Ya voy mucho más tranquila, me percato de las cosas y esa rigidez propia del novato que te hace agarrarte al volante como si de una bomba de oxigeno en plena guerra nuclear se tratase, casi ha desaparecido. Me dio tanta rabia que le metí un pitido al paisano que me quedé mas a gusto que un arbusto.Y entonces entendí que el civismo y la conducción en Madrid son del todo incompatibles; comprendí que o asumía que en Madrid "se conduce así" o me iba a dar una úlcera; dilucidé que cuando te pitan, ya no hay nada que puedas hacer para evitar un accidente, el que te pita ya lo ha evitado y te lo quiere hacer saber.Así es como esta incrédula del coche se ha bautizado en la conducción de la capital. Espero vuestras anécdotas al respecto, a mi estos meses de coche me han dado para muchas.