Camaradas,
La Operación Berlín va viento en popa. Nuestros cruceros de batalla Scharnhorst y Gneisenau lograron atravesar el estrecho de Dinamarca sin incidentes y desde el amanecer del día 4 de febrero navegan en mar abierto por el Atlántico Norte.
Operación Berlín hasta hoy. Se incluyen los puntos y días en los que los buques de guerra alemanes han repostado combustible con buques cisterna.
El Almirante Günther Lütjens, Comandante al mando a bordo de Scharnhorst, tiene a su elección dos “zonas de caza” principales. Una queda al norte, donde los convoys designados HX y SC cruzan el Atlántico entre Canadá y Gran Bretaña. La otra (cuyos convoys son designados con las siglas SL y OG) se encuentra entre Gran Bretaña, Gibraltar y Freetown, en la costa occidental de África. Para comenzar, el Almirante Lütjens ha decidido concentrarse en la ruta septentrional de los convoys que circulan entre Canadá y Gran Bretaña.
Rutas principales de los convoys británicos.
La espera no ha sido muy larga y en el día de hoy, a las 8:30 de la mañana, nuestros dos cruceros de batalla han oteado sobre la línea del horizonte a 28 kilómetros de distancia al Convoy HX-106, compuesto de más de 40 buques mercantes. Los británicos, que cubren la ruta desde Halifax, Canadá hasta Liverpool, Inglaterra, han contenido el aliento. Su escolta, el anticuado acorazado HMS Ramillies, no es rival para nuestros modernos buques de guerra.
Sin embargo, hoy ha sido un día de suerte para los británicos. El Almirante Günther Lutjens ha decidido atenerse al pie de la letra a las órdenes del Führer de concentrar el esfuerzo de la guerra naval sobre la flota mercante, eludiendo el combate con grandes unidades de superficie de la Royal Navy.
Una instantánea del HMS Ramillies obtenida cerca de 1920.
Por eso, a pesar de que el HMS Ramillies, un acorazado de los tiempos de la Gran Guerra cuyas piezas de 15 pulgadas aunque poderosas, tengan mucho menor alcance que los cañones de 11 pulgadas de los buques alemanes, su velocidad sea, en el mejor de los casos, 11 nudos menor, y se encuentre en inferioridad numérica, Lütjens ha decidido romper el contacto y perdonarles la vida a los británicos, desestimando incluso la propuesta del Capitán del Scharnhorst de atraer con su buque la atención del lento acorazado británico en un combate a larga distancia, más allá del alcance de sus cañones, mientras el Gneisenau aprovecha para deslizarse hacia los mercantes. Cumplir las órdenes del Führer es lo más importante. Sólo él sabe qué es lo más adecuado en cada momento.
Heil Hitler!