Hoy parece que no es un buen día. Pero un buen día descubrí que estos días también son necesario. No hay días malos, solamente que unos son mejores que otros. O también, en su versión menos optimista, unos son peores que otros. ¿Cómo descubrir que un día es menos bueno que otro? Lo de levantarse con la pierna izquierda no vale. Pues, te levantas, y alguna voz de mierda dentro de tu cerebro te dice: -no me jodas, todavía no he sincronizado el reloj biológico-. Así, claro está, ni le presta atención. Hasta el primer "me cago en la p..." Entonces, le presta atención. Para entonces, te se cayó el café encima y después al suelo. A éste último le pueden dar por culo, pero !al café! !Por la virgen Santa! Y te das cuenta entonces de que eres un ateo de pacotilla al nombrar dioses, santos y vírgenes como puras onomatopeyas. Cruzas los dedos por si acaso. -Todavía no has sincronizado el reloj biológico-. Pero qué c...o...ñ... y empiezas a nombrar todas las partes anatómicas del hombre y la mujer en forma de bufido y sigues cagándote en quien no debes. Llamas a los animales con terminación en "-ón". Y te enganchas con palabrotas e insultos con el que menos tiene la culpa o el primero que se te cruza en el camino. Y todo empieza por no hacer caso a la primera voz que te avisa. Así que no puedes echar la culpa nadie. Ante ese "-no jodas..." sólo cabe una sonrisa en el espejo, es lo único que desea tu reloj biológico para sincronizarse. Aún incluso cuando se te ha caído el café, puedes sonreír, pero si no lo haces en ese justo momento, estás jodido. Ah, que no toman café. Ahí me pillan, como se dice. Entonces, es difícil saber cuándo tienen un día de esos necesarios que no son tan buenos días. ¿De verdad que no toman café? ¿Cómo saben entonces cuándo un día no les va a ir tan bien como debería?