Podemos se juega su futuro en estos momentos, cuando duda entre pactar con el PSOE de Andalucía y repartirse el botín que le ofrece Susana Díaz o ser consecuente con sus principios y rechazar toda colaboración con un gobierno que no quiere cambiar nada y que es culpable de casi todos los dramas andaluces, desde la corrupción y el desempleo hasta la pobreza y el atraso endémico.
El ansia de tocar poder es fuerte en Podemos, como lo es siempre en la izquierda que aspira a cambiar el mundo, pero, por otra parte, se sienten presos de las ideas que han expuesto a sus partidarios y atados por sus orígenes, porque ellos nacieron para hacer otro tipo de política y para luchar contra la corrupción, el abuso de poder y otros vicios, todos perfectamente representados en el PSOE andaluz.
El partido de Pablo Iglesias está en un momento crucial, con muchos de sus simpatizantes en expectativa y con buena parte de sus miembros dudando sobre la firmeza de las convicciones y principios que impulsaron su nacimiento. La decisión sobre si se colabora o no con el PSOE en Andalucía va a marcar el futuro de Podemos y va a demostrar las verdaderas ideas e intenciones de esa nueva formación.
Para Podemos ha pasado ya el momento de las declaraciones y sermones y ha llegado el de los hechos, que son decisivos en política. Si sucumbe a la tentación del poder y apoya al PSOE en Andalucía, a pesar de que es el partido que ha sembrado mas corrupción y abuso, junto con el PP, entonces su crecimiento habrá terminado e iniciará su caída, que será tan rápida como su ascenso porque los ciudadanos ya no quieren mas de lo mismo y aspiran en serio a regenerar la vida política con nuevas ideas y con valores firmes.