A nadie se le escapa que desde que nacemos estamos expuestos a miles de impactos publicitarios. Crecemos con la televisión, y por ende, nos acostumbramos a ver anuncios en la tele, pero cuando salimos a la calle la cosa no cambia demasiado.
Vallas publicitarias, cuñas de radio e incluso publicidad en videojuegos o en el propio teléfono móvil, por no hablar de la publicidad en Internet.
Desde que nacemos hasta el día que morimos, somos objetivo de cientos de miles de campañas publicitarias (sólo falta que un día haya alguna empresa que se anime a patrocinar las esquelas), y al hilo de esto me llega por parte de Arancha, de Historias de cracks, estas originales fotografías donde de algún modo se trata de reflejar que desde que nacemos somos objeto de la atención publicitaria de las marcas.