Introducción
Nos encontramos inmersos en la Guerra de Sucesión Castellana. Las principales batallas y recuperación de territorios se han producido cerca de la frontera portuguesa; la batalla de Toro supone una tregua en esa zona, pero en la Mancha se sigue combatiendo.
Las villas de la Mancha, pertenecientes a la Orden de Santiago, con su maestre don Rodrigo Manrique a la cabeza, luchan contra las huestes del marqués de Villena, don Diego López Pacheco, que se declaró desde los primeros momentos de la contienda como partidario de la princesa Juana, a quien le dio ayuda y protección en el Alcázar de Madrid y en su castillo de Escalona.
Rodrigo Manrique recupera la fortaleza de Uclés, pero fallece en noviembre de 1476 y su muerte tiene un efecto negativo en la dirección de la lucha; su hijo, el poeta Jorge Manrique, le dedicará un precioso poema que ha quedado por siempre en la poesía castellana de finales de la Edad Media, Coplas a la muerte de su padre:
Recuerde al alma dormidaavive el seso y despiertecontemplandocómo se pasa la vida,cómo se viene la muertetan callando …
El marqués defiende el resto de villas de su marquesado próximas a la Mancha Santiaguista. Con su capitán Gonzalo de Villafuerte, desde su fortaleza y señorío de Belmonte ataca al Maestrazgo de Santiago, derrocando la mayor parte de cercas y castillos medievales, Villamayor de Santiago, Quintanar, la fortaleza de La Mota, con el propósito común que no sirva de alojamiento a hombres armados del bando contrario, desde donde les podrían hostigar fácilmente.
Los Reyes Católicos, por otro lado, logran soliviantar a muchas poblaciones del marquesado de Villena, prometiendo a sus concejos hacerlos de realengo, y tiene el efecto esperado, porque el marqués se siente incapaz de acudir a todos los frentes que se le abren en sus territorios.
En abril de 1479, apenas transcurrido medio año desde nuestra visita de los visitadores de la Orden de Santiago, en el ataque a la fortaleza de Garcimuñoz, Jorge Manrique es herido de muerte por una lanza; lo trasladan a Santa María del Campo y allí murió, no aceptando el caballeroso ofrecimiento del marqués, quien estaba dispuesto a enviar a sus cirujanos, que le atendían personalmente, para que le pudieran asistir y sanar. Eran otros tiempos en los que la caballería que buscó don Quijote tenía un lugar.
El 1 de marzo de 1480 se produce la Concordia de Belmonte que pone fin a la rebelión del marqués, firmada ante el alcaide de la Mancha don Juan de Vitoria, que lo fue de las poblaciones Villanueva de Alcardete, La Puebla de don Fadrique, Quintanar de la Orden y La Mota del Cuervo.
La Puebla de Almoradiel
El sábado 3 de octubre de 1478, llegan hasta La Puebla para hacer visita de la Orden de Santiago el comendador Ruy Díaz de Cerón, primo del maestre don Alonso de Cárdenas, el comendador Pedro González de Calvente y el provisor y capellán del maestre Alonso Fernández de Rivera.
La Puebla de Almoradiel. Foto cedida por Susana Vico
La Puebla sigue siendo una villa pequeña, de alrededor de unos 27 vecinos, no ha crecido más de lo referido en la última visita, más teniendo en cuenta los estragos que produciría la guerra. Tengo que decir que en el anterior escrito he confundido la apreciación al intuir 90 vecinos, ni mucho menos. La realidad era la tercera parte de mi estimación, de manera que La Puebla sería poco más de una aldea de 135 habitantes.
Los visitadores no dan un informe muy amplio, interesa más recoger dinero tras la contienda, por lo que ponen más énfasis en el control de los diezmos que en cualquier otro asunto. Tampoco visitan la iglesia, que pertenece visitar al Prior de Uclés, ni edificios singulares, ya habrá tiempo para ello más tarde; además, probablemente, no existiría alguno excepto la iglesia; dado el bajo número de vecinos no habría mucho dinero sobrante para pensar en edificios ostentosos, bastante tenía la población con poder subsistir.
La Puebla no se ha desligado de la Encomienda de Corral de Almaguer y sigue entregando los diezmos a su comendador, don Alonso de Cáceres, anterior comendador de Campo de Criptana, que dejó dicha encomienda en favor de su hijo, tras el correspondiente permiso al maestre de la Orden don Alonso de Cárdenas, para él ocupar la de Corral.
Tiene a su servicio principal un mayordomo llamado Pedro Novillo, quien se ocupa de toda la administración y gobierno de la encomienda en ausencia del comendador; es, por tanto, su hombre de confianza en todos los lugares de Corral de Almaguer y La Puebla de Almoradiel.
La Encomienda de Corral servía al ejercito del maestre con cuatro lanzas, pero al no estar presente el comendador durante la visita, no se pudo comprobar si estaban bien dispuestas de hombres, armas y caballos.
Palomares
Con el mayordomo Pedro Novillo, los visitadores se acercan a un solar de casas que la encomienda tiene cerca de La Puebla. El lugar hacía mucho tiempo que se había despoblado, no quedaban restos de paredes de viviendas y no había ningún hombre que se acordase que allí las hubiese habido. Es sin duda el lugar de Palomares al que el maestre niño don Fadrique nombró en su privilegio del Común de la Mancha, cuando dijo en Fuente de Cantos, a 4 de marzo de 1353:
y que sean en este Común el mi lugar de Palomares, e todos los otros nuestros lugares, que son dende Jigüela hasta en Guadiana; e su Ayuntamiento de Común, que huvieren de hacer, que lo hagan en uno; que los dichos lugares que ellos entendieren, y acordaren que más pertenecientes para esto; y pueda usar del dicho Común
Habían transcurrido 125 años desde el privilegio del Común hasta el presente 1478, tiempo suficiente para un despoblamiento total de Palomares, a quien el maestre don Fadrique le da un lugar de preeminencia sobre otros, teniendo la deferencia de nombrarlo en un privilegio tan importante como fue el Común de la Mancha. Hay que decir que la apreciación de los visitadores fue errónea y muy negativa; en efecto, en posteriores visitas se menciona que quedaban partes de su iglesia, de sus casas y que labradores hacían sus labores en esa zona.
Ntra. Sra. de Palomares. Fotografía de PH Gégé
Los molinos harineros
Otra información interesante que nos ofrece la visita es que ya existían molinos harineros en la ribera del Gigüela, hace ya más de 500 años; toda una tradición que La Puebla debería hacer valer para atraer al turismo a esta zona de la Mancha Santiaguista.
Podrán aver quinyentas fanegas de pan este dicho año con la renta de los molinos
Diezmos del comendador
Es claro que el mayor interés de los visitadores era el control de los diezmos que deberían repercutir, de un modo u otro, a la Orden de Santiago. Piden y reciben las cuentas de la encomienda al mayordomo Pedro Novillo:
Tenía la encomienda el diezmo de pollos y ansarones.
El diezmo de mozos, de borricos, potricos y muletos, la cecina y el portazguillo.
La cecina se arrendó este presente año por tres pares de gallinas, el resto de diezmos todavía no se había cobrado, pero le dieron un valor de unos 1.500 maravedís, comparándolo con otros años en los que se había recogido.
El diezmo de mozos, aquellos que trabajaban haciendo labores del campo o ganados, consistía en la décima parte de su salario. Es curioso que se cobrase un diezmo de cecina, debió de ser un producto específico de La Puebla durante la Edad Media, el secado de la carne de vacuno o de burro haciendo un alimento parecido al jamón.
También se cobraba un portazguillo, el pago de una cantidad, probablemente por el paso de un punto determinado, puente o vado, del río Gigüela o, como en otras villas, pago de una cantidad por lo que venían a vender o comprar en la dicha villa los foráneos; no especifica el manuscrito a cuál de las dos opciones se aplicaba dicho portazguillo.
Tenía la encomienda, derecho a un yantar los días de San Juan y San Miguel, proporcionado por el concejo de la villa, por un valor de 60 maravedís.
El yantar era un derecho e impuesto medieval por el que los señores o reyes estaban obligados a recibir alimentos, aposentos, ropas o incluso animales de carga, cuando pasaban por alguna de sus propiedades. Lo entregaban los vecinos del lugar o, como en este caso, el propio ayuntamiento.
Con el tiempo la donación en especie se transformó en pago monetario, porque era más fácil el control para ambas partes. Como uno puede pensar enseguida, las villas no tenían interés alguno en que pasaran por sus términos estos grandes señores. Es curioso que en La Puebla se fijaran para el yantar dos días de fiesta tan importantes como eran San Juan y San Miguel.
Los peones que trabajaban la serna y los vecinos por el humazgo, pagaban 12 maravedís cada uno, por mitad, es decir, 6 maravedís por la peonada y otros 6 por el humazgo. No pagaban impuesto alguno los coronados. Siendo los vecinos unos 27 el impuesto montaría 324 maravedís.
Los peones de la serna eran los labradores y jornaleros que trabajaban una porción de tierra de sembradura, principalmente trigo o cebada.
El humazgo era un impuesto que afectaba a la vivienda; cada vecino que disponía de una casa, donde se hacinarían no menos de cinco personas, construía la vivienda normalmente con una sola habitación, la cocina, con su chimenea para calentar y cocinar, y en ella, vivían, se relacionaban, comían, dormían, etc; junto a ella se construía un corral con tapias de tierra, al igual que la casa, todo enjalbegado para evitar el deterioro de la tierra, y el corral bardado en la cima de la tapia; pues bien, el humazgo hacía referencia al humo que salía por la chimenea, el que tenía humo, tenía casa, y por ello pagaba 6 maravedís, como ocurría en el resto de villas de la Mancha Santiaguista.
Los coronados no pagaban impuesto, es decir, los clérigos, que se llamaban así en la Edad Media, coronados, por el hecho de tener hecha en la cabeza la tonsura.
Se pagaron a la encomienda este año de 1478 de diezmo de vino, 80 arrobas. Es decir, 1.280 litros, lo que nos daría una producción vinícola de 12.800 litros.
No se había recogido el diezmo de pan, porque todavía no lo habían entregado los labradores que lo tenían en su poder. Se calculó que habría unas 500 fanegas, donde se incluía la renta de lo que producían los molinos harineros de agua. Estaban repartidas en 300 fanegas de trigo y 200 de cebada, centeno y escaña.
En la Edad Media y épocas posteriores se llamaba pan a todo tipo de cereal, trigo, cebada, centeno, etc. Un diezmo de 500 fanegas significaba una cosecha aproximada de 5.000 fanegas.
El diezmo de trigo fue equivalente a unas 13 toneladas; el resto hay que obtenerlo de modo aproximado, pues la densidad de los distintos granos que lo integran es distinta, pero se podría acercar a unas 7 toneladas y media.
El trigo escaña es una variedad de trigo antigua no usada en la actualidad; como dato curioso comentar que en el estómago de Ötzi, el hombre hallado congelado en los Alpes Suizos, se encontró esta variedad de trigo escaña.
VISITAÇIÓN DE LA PUEBLA DE ALMORADIEL
E después de esto, en la dicha Puebla, tres días del dicho mes de otubre del dicho año, los dichos visytadores, fisyeron llegar los alcaldes y regidores. E presentaron los poderes, los quales los obedesçieron con la reverençia que devyan.
E luego, los dichos vysitadores, mandaron pregonar que sy avía alguna persona que tovyese quexo del dicho comendador, o de su mayordomo, o de otra qualquier persona, que vinyese ante ellos e que le farían todo conplimiento de justiçia.
Fallaron por mayordomo de la dicha encomyenda, por el dicho comendador Alfonso de Cáçeres, a Pedro Novillo, vesyno de dicho logar. Y fueron a ver un solar de casas que la dicha encomyenda tiene junto con el dicho logar, el qual a grand tiempo que está despoblado, e non ay en él señal de pared ny ay onbre que se acuerde que la oviese.
Los dichos vysitadores reçibieron juramento del dicho Juan Novillos [cambian el nombre de Pedro Novillo por Juan Novillos] mayordomo, y juró de dar la copia verdadera de las rentas de la dicha encomyenda, del dicho logar. E la dio en la forma syguiente:
Tiene la dicha encomyenda diesmo de pollos e ansarones y de moços, e diesmo de borricos, e potricos, e muletos, e cesina, e portalguillo. El cesina se arrendó este año por tres pares de gallinas, lo otro non está cogido, suele valer, todo esto, mill e quinyentos maravedís, poco más o menos.
Del ayantar de Santo Juan e Santo Miguel da el conçejo, cada año, sesenta maravedís.Peones de serna y humadga que son dose maravedís de cada vesyno, que son seys maravedís de cada cosa. Non pagan los coronados. Avrá veynte e siete vesynos en el dicho logar, que son tresyentos e veynte e quatro maravedís.
Diesmo de vino ay este dicho año, ochenta arrovas.
El diesmo de pan non está allegado, porque está enbargado en los labradores. Podrán aver quinyentas fanegas de pan, este dicho año, con la renta de los molinos, las tresyentas de trigo e dosyentas de çevada e çenteno e escaña.
Esta encomyenda del Corral e de La Puebla a de servir al dicho señor Maestre con [espacio en blanco] lanças. Por ynconyto de la dicha encomienda, y por non estar aquí el dicho comendador, non se supo sy las tiene bien adereçadas.
25 MARZO, 2020 / ELILLOAhttps://lillodelamancha.wordpress.com/2020/03/25/la-puebla-de-almoradiel-y-palomares-en-1478/&version;
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