Tus pensamientos tienen que entender una cosa: tú no estás interesado en ellos. El momento en que llegues a este punto has logrado una victoria tremenda.
Sólo observa. No los juzgues. No les digas que se muevan. Déjalos hacer lo que estén haciendo. Simplemente observa, disfruta.
Y sólo observando llegará un momento en que no habrá pensamientos, nada que observar. Por esta puerta entrará tu ser real, el maestro.
Leído en Osho