Hace unos días me leí La Puerta de los infiernos de Laurent Gaudé, si tuviera que describir el libro con una sola palabra diría simplemente que es desgarrador. ¿Cómo reaccionarías si se te muere la persona a la más quieres?, ¿cómo luchas contra lo inevitable?. Todos no somos iguales por mucho que nos empeñemos, cada cual tiene sus sentimientos y su manera de enfrentarse a la realidad. En la novela las maldiciones de Giliana parten el alma. Un mundo demasiado injusto, un teatro de los figurantes donde todos repiten lo mismo pero el dolor no reconoce nombres. A ella la rabia y las ansias de venganza no consumadas la llevan a locura. Matteo es diferente, él en un principio busca la evasión en el vacío pero luego es capaz de hacer hasta el más doloroso de los sacrificios. Ambos personajes están muertos en algunos momentos si se entiende la muerte como la ausencia de motivación. Aunque uno está más muerto que otro.
Al igual que Dante en La divina comedia hace una descripción física del Infierno, pero a diferencia de él Laurent le da un toque nihilista: el infierno no es eterno cuando todos se olvidan de ti simplemente desapareces. Además para el autor no existe el cielo, hagas lo que hagas si te mueres vas al infierno y punto.
La novela invita a reflexionar sobre la muerte y sobre nuestra propia existencia, pero tiene un enfoque muy pesimista: si esta vida está plagada de muerte, si morimos a cada segundo, si perdemos una parte de nosotros cada vez que alguien se va , si al final todo es olvido, muerte y la nada en estado puro ¿qué esperanza podemos tener?. Menos mal que sólo hay un 50% de posibilidades de que exista el infierno y da exactamente igual que pensemos que sí o que no porque la existencia de las cosas no depende de nuestros pensamientos.
Si intentamos mirar el lado positivo vemos el espíritu de sacrificio, la superación de los miedos, y el hecho de que los que se fueron siguen viviendo en nosotros, a través de los recuerdos, de lo que aprendimos de ellos, de todo lo que nos transmitieron y que hizo que ahora seamos las personas que somos. Pues yo digo como Xoel que ojalá que sea verdad que exista el cielo en realidad, quién tuviera fe en cada poro de la piel...