Hoy se ha repetido . Como cada mañana, prisas, la , mochilas, besos y miradas por encima del muro. Hasta que estáis en la fila con vuestros compañeros. Los diez o doce metros se han convertido en habitual y la entrada al cole hace tiempo que no supone ningún problema. Pero hoy has vuelto a girarte en mitad del patio a decirme adiós con la mano y lanzarme un "te quiero mucho, papi" con los labios. Ahora ya puedo irme a desayunar, sonriendo.
Hoy se ha repetido la escena, y yo me repito también. Porque sí. Porque cuando haces estas cosas me suben los midiclorianos y se me sube el #papáñoño a la cara. Y porque nos estás confirmando cada día que ya no eres el mismo, que te has superado, y sigues aprendiendo los poderes de la Fuerza. El Lado Luminoso de la Fuerza. Este año tienes una actitud nueva, más cariñoso, más contento con todo y para todo, más expresivo, más feliz. Sigues teniendo tus manías y tus líneas rojas, pero hay días que la Maestra-Jedi y yo no podemos evitar mirarnos y sonreír.
Sobre todo porque estas escenas nos hacen olvidar lo que te costaban -y te cuestan aún- algunos cambios, y lo estresantes que se nos hicieron algunas fases. Hace poco un niño que no conocíamos se acercó a jugar con vosotros -la llamada de los dinosaurios-, y al rato acabó diciéndote: "Hablas mucho, ¿no?". Fue uno de esos momentos en los que la Maestra-Jedi y yo nos miramos y recordamos aquellas otras situaciones.
En esas ocasiones, como en otras, se me caía el alma a los pies. Hoy, cada día, haces que el Lado Luminoso de la Fuerza me saque sonrisas una detrás de otra. Ahora no pasa un día sin que tenga que detenerme un instante antes de marcharme al trabajo, porque luego me cuenta la Maestra-Jedi que a media tarde te enfadas si descubres que me he ido sin despedirme de ti, darte un beso y decirnos "te quiero". Como haces tú al entrar en el cole. Ahora ya puedo irme a trabajar, sonriendo.
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