Nuestra muy amada y ponderada lideresa ya se ha hartado. Y no está dispuesta a seguir consintiendo que los perroflautas hagan lo que quieran . Así es que, cansada de que el gobierno sea un flojo y esté aliado con los indignados, ha asegurado que se ha acabado “la broma de la Puerta del Sol”.
O sea que para ella esto es una broma que hay que cortar. Sin embargo y a pesar de su falta de sentido del humor, quien obsequia a los madrileños con bromas maravillosas es la propio Espe. Esas sí que son perniciosas y habría que acabar con ellas. Aquí enumero algunas de las últimas:
- Una broma es, por ejemplo, querer cargarse la enseñanza pública, ofreciendo subvenciones y ventajas a la enseñanza privada y obligando a trabajar más a los profesores de la enseñanza pública para echar a la calle a 3000 interinos.
- Una broma es saltarse la ley con desprecio.
- Una broma es querer entregar la Sanidad Pública a sus amigos empresarios para su uso y disfrute.
- Una broma es subir el billete de metro y autobús un 50%.
- Una broma es pedir una policía autonómica en plena crisis.
- Una broma es ceder para uso privado (los peregrinos) centros de enseñanza pública y ofrecerles descuentos que hemos pagado todos los madrileños.
Estas sí que son bromas. Bromas que se tienen que acabar. Bromas que ha decidido quien pretende hacer de la Comunidad de Madrid, su cortijo y el de sus amigos.
Pero la Puerta del Sol no es una broma. Es una plaza pública con acceso para todos ciudadanos. ¿Y por qué no para que allí se puedan expresar ideas y se informe sobre el 15-M?. La Puerta del Sol no es de la Comunidad de Madrid, es de todos los madrileños y muchos de nosotros queremos que sea el centro de ese movimiento en el que mucho hemos puesto nuestra esperanza (la virtud no la Aguirre).
Ya está bien de chulerías, de excesos de poder, de tener patente de corso. La calle también es de los ciudadanos, por mucho que lo dude la discípula de Fraga.
Salud y República