Estamos en una época, llevamos ya varios años, en el que, como diría un mecánico: estamos pasados de vueltas. Del "cómo me dice" pasamos al "no me lo dirás en la calle", del "qué tal se encuentra" al "y a usted qué le importa".
Lo de este fin de semana, unos padres pegándose durante un partido de fútbol, del Alaró y del Collerense, categoría infantil, 12 y 13 años, en el pueblo mallorquín de Alaró, es sólo la punta del iceberg de una época en la que todos creemos saber todo, y tenemos ya la espita de nuestro gas tan cedida con todo lo que vemos en los medios de comunicación de políticos magos, con truco, mucho truco, y caras aùn más duras, que una ligera chispa nos hace explosionar antes de que nos den a nosotros. Ya no se lleva lo del poner la otra mejilla.
No conviene olvidar que una de las generaciones que conviven ahora es "
la del pelotazo", la del yo primero, segundo y tercero, y tú a pagar porque yo soy el más listo. Y los demás, como los toros, aprendemos cuando nos torean, y nos proponemos que no vamos a soportar ningúncapotazo de más. Todos conocemos, eso se dice, nuestros derechos, pero muy pocos recuerdan nuestros deberes. Y ésto se nota muy mucho si nos pegamos unos largos paseos, es un decir, por nuestros hospitales.Muchos enfermos, y familiares especialmente, confunden una estancia hospitalaria, con unas vacaciones "todo incluido". Y si les intentas aclarar el error, enseguida te recuerdan eso de que "son ellos los que te pagan". Eso, sin necesidad de recordar, de la necesidad urgente, cada vez más frecuente, de pegar al médico, a la enfermera, o a cualquier personal sanitario...
Todos sabemos, y cada vez más, que por la vía legal no es que vamos a seguir igual que siempre, sino que poco a poco iremos a peor, como el dinero de los jubilados, por eso todos tenemos claro que vamos a necesitar la ayuda de un destino más que bondadoso, o un hijo que nos saque de pobre en la lotería del estrellato en el fútbol. Y si por eso tenemos que dar un mandoble, nos despeinamos, y defendemos la honra de nuestro hijo, aunque todavía nuestro hijo no conozca el concepto de honra.
De todas maneras, y bien visto, tampoco hay mucha diferencia entre defender el futuro pelotazo de nuestro hijo, o el seguir votando a un partido político que si por algo se está destacando últimamente, es por pasarse casi más tiempo en los juzgados, que en el Congreso. Y la vigencia, desgraciadamente, de ese pensamiento máximo que parece perdonar todo: Tú, si pudieras, también lo harías.
*FOTO: DE LA RED