por Arantxa Herranz
Los datos por sí solos pueden dar cierta información a los gestores de una empresa. Pero si se aplica un cierto análisis sobre estos números, la información que se obtiene y el valor de la misma suben como la espuma ganando enteros. Como ejemplo, basta un botón: no es lo mismo saber cuánto ha facturado una empresa y cuánto ha gastado un mes que poder comparar estos mismos datos con los del mes anterior.
Por eso, no es de extrañar que la consultora Gartner asegure incluso que la analítica jugará un papel cada vez más importante en la reinvención de los modelos de negocio. Sus estimaciones pronostican que en 2014 el 50% de los usuarios empresariales tendrán algún tipo de analítica en su negocio, pero que a partir de 2020 todas las empresas tendrán una solución de este tipo.
Hay que tener en cuenta, además, que la irrupción de nuevas tecnologías, especialmente en el apartado de movilidad y de redes sociales, no hacen sino añadir nuevas fuentes de números y datos y “obligan” a que la visualización de los mismos deba ser multiplataforma.
Procedencia de los datos
Así pues, y antes de poder aplicar cierto análisis a estos datos, la empresa primero debe obtener estos números y saber dónde residen. Para ello, quizá baste con la hoja de cálculo para llevar las finanzas personales o, yendo más allá, haya que ir a una solución de gestión empresarial. De hecho, muchas de estas aplicaciones ya llevan incorporado el análisis de los datos y la presentación de los mismos en vistosos informes, que incluso facilitarán la lectura del análisis efectuado por la propia solución tecnológica.
Una vez que se ha conseguido extraer los datos apropiados y correctos, y con la lectura pausada de los mismos, se podrá analizar cuáles son esos puntos fuertes del negocio y aquellos que representan una amenaza.
Pero, además, los gestores de las empresas y en particular de las más pequeñas deben ser capaces de contextualizar estos datos dentro de su entorno con el fin de obtener un mapa más fidedigno de la situación real de nuestro negocio. Así, por ejemplo, no es lo mismo crecer un 2% en facturación si el sector al que pertenece la pyme crece un 20% que si decrece en idéntica proporción.
En este sentido, cabe señalar que las aplicaciones de gestión empresarial no sólo son capaces de mostrar los datos de un módulo concreto (por ejemplo, pedidos) sino que pueden contextualizarlos con los datos de otros módulos (recursos humanos, por ejemplo).
Tras su análisis, las pymes podrán iniciar la andadura de reinventase o no.
Autor Arantxa Herranz
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