Después de catorce años de servicio…
… y habiendo pasado ya algunas reparaciones de menor enjundia, llegué a la conclusión de que teníamos que cambiar la lavadora, esto se hizo evidente cuando ésta empezaba a salirse de su hueco y llegaba por sus propios medios a mitad de la cocina, sólo sujeta por un tirante cable de corriente que casi se salía de la pared. Tenía un sonido parecido al de las turbinas de un avión al despegar cuando la puñetera centrifugaba. La llamábamos cariñosamente: «Rumbera».
Con los años trabajados, siendo cuatro personas en casa y el “tute” que se le dio, optamos por repetir de marca e ir a buscar una nueva lavadora del fabricante maño Balay, por el excelente resultado que nos dio «Rumbera».
CARACTERÍSTICAS TÉCNICAS:
No me sale del pijo ponerlas para rellenar hueco y engordar la opinión, si les interesan, búsquenlas, ¡no voy yo ha hacerlo todo, caramba…!
HISTORIA DE LA MARCA:
A riesgo de hacer una opinión muy cortita, tampoco me sale del organismo copiar y pegar algo totalmente irrelevante, que pueden leer ustedes perfectamente en la Wikipedia:
https://es.wikipedia.org/wiki/Balay_%28empresa%29
A quien interese.
LA COMPRA:
Mi medio calabacín y yo nos pusimos en marcha y nos dimos un paseo por la sección de electrodomésticos del Hipercor, allá por el mes de noviembre del año pasado. La muchacha que nos atendió -muy amable ella-, nos enseñó lavadoras de todo tipo y múltiples marcas, con botones, digitales, con burbujas… en fin, le tuvimos que pedir que se centrara en Balay, que era la marca que concretamente andábamos buscando.
Después de dos horas largas, en un momento dado, mi amadísima se paró en seco delante de un modelo y exclamó:
– “¡Esa es la que quiero!”.
Nos fuimos a casa con le grata sensación de haber hecho una magnífica adquisición.
Como la tenían en “stock”, a las 36 horas ya estaba funcionando en nuestra cocina.
EL PAGO:
Normalmente, el momento más trágico y doloroso a la hora de hacer una compra, es el momento de pasar por caja. En nuestro caso, la “dolorosa” nos la administraron con un dulce paliativo, en forma de un descuento sobre el precio marcado de un 20%, por ser alguna de esas campañas que hacen de vez en cuando en “El Corte Inglés”, los «Días de Oro», o la «Semana Fantástica» o alguna chorrada de ese calado. El caso es que en vez de pagar lo marcado en su etiqueta -520 euros-, pagamos nada más (y nada menos) que 416 «mortadelos». El descuento lo invertimos esa misma noche en sesión de cine y cena romántica para dos.
EL ARTEFACTO:
Es un modelo muy actual en terminación blanco (disponible también en acero inoxidable). Decir que “es muy bonita”, casi me parece una gilipollez, pues no entiendo mucho de la estética de estos aparatos. Vamos, que me parecen todas iguales (de bonitas o de espantosas), una lavadora es una lavadora.
En el panel de controles, tiene una ruleta central para seleccionar los programas y botones táctiles a la derecha para elegir el tiempo deseado de cada lavado, la temperatura del agua, la puesta en marcha y apagado o para programar el funcionamiento como el finiquito de Bárcenas según Cospedal: en diferido. Al otro lado, el cajetín de los productos de lavado y la entrada de agua. Es muy intuitiva y fácil de manejar. Es de carga frontal y tiene una escotilla de llenado y una maneta enormes, (aunque abre al revés de la que teníamos antes), con lo que la carga y vaciado son bastante cómodos, incluso para prendas muy voluminosas como mantas o colchas.
Es curiosísimo, pero esta lavadora es de lo más sibarita. Me explico, solo le puedes dar de «comer» detergentes y suavizantes de determinadas marcas, sino, la ropa al sacarla después de acabado el programa, no huele a nada. La vieja lavadora «Rumbera» funcionaba casi siempre con detergentes y suavizantes de marcas blancas y salía la ropa estupenda. Punto negativo.
En comparación con nuestra “Rumbera”, aquella era de 5,5 kilos de carga y en esta nueva entran 8 kilos de mugrientas ropas y centrifuga a 1200 revoluciones por minuto con una vibración nula y un ruidillo casi imperceptible (49 db).
Cierto es, que hemos notado en estos meses de funcionamiento de la nueva lavadora un ahorro notable en la factura de la luz y es que ésta es de un coeficiente de ahorro energético A+++. Punto positivo muy importante.
Las dimensiones son estándar, que no digo nada nuevo, de 84.8 cm de alto x 59.8 cm de largo x 55 cm de profundidad, para empotrar en cualquier cocina.
Sólo cabe desear, que este nuevo artefacto nos dure por lo menos otros catorce añitos sin dar mucho la murga con averías menores…
Como detalle musical, les dejo un enlace al tema «Lavadora Blues» del inconmensurable grupo asturiano «Ilegales», que viene muy a cuento con este aparato.
Un saludo para todos.
AntxonMari (diciembre 2017).