
"La tarea de aquel día se había vuelto rutinaria para la mujer que en ese momento se hacía llamar Chris Taylor. Se había levantado mucho antes de lo que habría querido para desmantelar y guardar sus medidas de precaución nocturnas. Era un auténtico incordio colocarlo todo por las noches para luego tener que desmontarlo a primera hora de la mañana, pero no merecía la pena arriesgar la vida por permitirse un momento de pereza."
Que la curiosidad mató al gato es algo por demostrar, así que muchas veces ese es el único motivo que me lleva a elegir un libro. Por eso, por la curiosidad, hoy traigo a mi estantería virtual, La química.
Conocemos a una peligrosa mujer, la química, que vive obsesionada por su seguridad debido al peligroso trabajo que ha desempeñado. Torturaba para conseguir información utilizando temibles mezclas químicas. Ahora la vamos a llamar Alex, y ya no trabaja para el gobierno. Su situación se ha vuelto peligrosa, máxime cuando compañero y mentor muere. Sin embargo, tal vez un último encargo pueda ser una vía de salida... o una trampa mortal.
Y si tus lectores crecen, crece con ellos. Es algo que ya hizo Rowling, adaptándose a la edad de quienes comenzaron su periplo lector con el mago. Y ahora le ha tocado a Meyer. De Crepúsculo a La química, con una pequeña parada para hablar de parásitos extraterrestres en un libro que no era ni para jóvenes ni para adultos, o tal vez pretendía ser para todos, hay un salto de edad en el rango lector. No solo aso, además, como si renegara de lo escrito, que no de lo ganado, opta por una protagonista diametralmente opuesta a su famosa Bella. Aquí no hay un hombre para salvarla ni tampoco para guardar su sueño, ella se vale sola y además es quien cuida y protege llegado el caso. De lo de vigilar mientras duerme que no le pase nada, mejor ni hablamos teniendo en cuenta las exageradas medidas de seguridad que toma cada noche. Con este desembarco, es fácil suponer el camino que tiene la novela, escrita de esa forma que se dice cinematográfica, y que lo que suele representar es la clara intención por parte del autor de ver su historia en la gran pantalla.
Si algo tiene en común con las anteriores historias de Meyer, es su capacidad de entretener a casi cualquier lector. Con un ritmo no demasiado rápido y sin detenerse en largas descripciones, es fácil dejarse llevar por una trama que nos puede resultar vagamente familiar a pedazos de otras novelas ya leídas y olvidadas. Exactamente igual que nos sucederá con este pasapáginas cuyo final se nos antoja previsible y, si me lo permitís, parte romántica infumable. Y es que no he sido capaz de creerme ninguno de los vestigios de romance que aparecen en la historia, ni el principal ni el Estocolmo express, y cuando un libro me hace levantar la mirada y murmurar un "venga ya"... me ha perdido. O casi. De hecho, si me quedo con algo de esta novela es con la vía canina, ya que tampoco hay grandes sorpresas en el giro argumental.
Pero... seamos justos y desandemos el camino. Meyer ha escrito una novela entretenida en la que ha mezclado la mayor parte de los ingredientes del éxito. Además ha tenido en cuenta el público que ya conoce su nombre, y que ya serán mujeres adultas o casi adultas, y ha dotado a la protagonista de la fuerza y el carácter que le faltó en su día a Bella, además de joyas y artificios mortales y un más que dudoso carácter que parece querer hacer dudar en un primer momento al lector sobre si la química es buena o mala en esta novela. Un poco de amor, escenas de acción... un libro, en definitiva, que se deja leer si uno no se hace demasiadas preguntas, o tiene algún conocimiento extra, y que entretiene durante unas horas, que será lo que tardemos en olvidarlo.
Como comentaba, hay escritores que han dado el salto al libro para adultos con los años, pero que eran conocidos por su literatura dirigida a jóvenes lectores. Así que decidme, ¿os habéis animado con alguno de estos nombres?
Gracias.
