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La Quinta de Cobi: El eslabón perdido

Publicado el 25 julio 2012 por Futbolgol

La Quinta de Cobi: El eslabón perdidoCada cierto tiempo me pasa. El recuerdo de Barcelona 92 me asalta y se pasea por mis recuerdos. Y no lo hace en balde. Me sume en la nostalgia y llega a humedecerme los ojos. Veinte años después sigue latiendo su legado. Más allá del impulso definitivo que significó la cita para el deporte nacional, a varias generaciones de catalanes y españoles, pero sobre todo de barceloneses, Barcelona 92 nos dejó un poso imborrable. Ahora que la crisis nos azota más fuerte que nunca y la Generalitat demanda asistencia financiera al Estado, volver la vista atrás para recordar que una noche fuimos la reina del baile, aunque no deje de ser una suerte de placer culpable, parece -o padece- de agradecer.

Superada la impotencia de servidora por no haber podido disfrutar en su momento como hubiera deseado por no contar con más de seis añitos, el aluvión de reportajes brindando por la efeméride esboza en muchos una sonrisa amable y cómplice. Nostálgica. Barcelona 92 es parte de la infancia y con eso no se juega, claro. Quedará por siempre al calor de nuestro pasado más querido, en el cajón de las pequeñas cosas que nos cambiaron pero que siempre vuelven. Barcelona 92 es la imagen de un verano único e irrepetible. Un verano donde pareció no ponerse el sol. Donde nos pusimos de largo porque supimos que el mundo nos miraba. Y le guiñamos el ojo al mundo.

¡Basta! Dejo a un lado este sentimentalismo barato propio de menopáusica desatendida para centrarme. Quería hablaros de La Quinta de Cobi y del primer y único oro del fútbol español.

Vicente Miera era el seleccionador de Villar para la cita olímpica. Un Villar casi imberbe en los asuntos de despacho, pues cumplía sus cuatro primeros años al frente de la FEF. El bueno de Miera, un apagafuegos de perfil bajo con una dilatada y discreta trayectoria, lideró la nave española tras el fin de la etapa Luis Suárez y el gris papel de la Selección en el Mundial de Italia 90. Miera parecía y asumía su interinidad a la espera de que Javier Clemente, el baracaldés universal, asumiera el cargo tras los Juegos.

Eran años convulsos en el fútbol español. La Quinta del Buitre se asomaba al ocaso y el ciclo de éxito del Barça de Cruyff vivía sus mejores momentos. Ciertamente, el Real Madrid daba un paso atrás mientras el Barcelona hacia lo contrario. Y eso tenía una repercusión directa en las convocatorias para la Selección absoluta. En esas, Vicente Miera entendió que la Selección debía dejar alto el pabellón y apostó por el camino de enmedio combinando en su lista a jugadores de la solvencia táctica y defensiva de Abelardo, Ferrer o Solozábal con la imaginación y talento de los Guardiola, Kiko, Luis Enrique o Alfonso.

El resto, ya saben. España ganó la final ante la correosa Polonia en un Camp Nou lleno hasta la bandera. Pero Vicente Miera, decíamos, fue comedido en su apuesta. Dotó al equipo de consistencia defensiva y dejó la resolución de los partidos en manos de los futbolistas de mayor calidad. La diatriba para el futuro parecía clara: Consistencia defensiva vs talento.

Pero Javier Clemente, para lo bueno y para lo malo, no tenía dudas. Tampoco el gran público, que pese a las guerras de Clemente con parte de la prensa, apoyó a su técnico y a su Selección entre los años 92 y 98, hasta que el Mundial de Francia y la vergüenza de Chipre dieron un vuelco a la situación. Fue entonces cuando Camacho acudió al rescate y la Selección dio un paso adelante a nivel ofensivo. Guardiola, Fran o Valerón asumieron galones y el célebre 4-4-2 en rombo del de Cieza hicieron el resto. La afición se ilusionó como nunca con el juego de la Selección hasta que el bochorno sufrido ante Corea en 2002 puso fin a la etapa camachil.

La duda está en el aire. Y más con el triplete histórico de los bajitos desde Viena 2008. ¿Dilapidó la Selección española a una generación de futbolistas tomando el camino equivocado? ¿Una apuesta por el modelo actual hubiera acercado antes al equipo español al éxito? ¿El conservadurismo de Clemente dinamitó y maniató la trayectoria internacional de centrocampistas de la talla de Guardiola, Fran, Valerón o del inédito De la Peña?


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