Volvimos sobre nuestros pasos y, tras almorzar en Ginzo, pusimos rumbo a nuestro destino. El Coto Mixto es un lugar mítico cuyo nombre suena aún legendario. Un valle perdido en lo que hoy es el sur de la provincia de Orense y que gozó, durante siglos, de un estatuto rayano e independiente. Todo terminó en 1864, con la llegada definitiva del Estado moderno a través del Tratado de Lisboa, cuando españoles y portugueses decidieron acabar con aquel sindiós que era La Raya. Terminó también la propia memoria del Valle, apuntalada por la gran emigración que supuso el siglo XX. Los habitantes de la zona, durante siglos, ni estaban obligados a elegir nacionalidad ni pagaban tributos. Zona fronteriza y aislada, desde Meaus, el primer pueblo misto según se viene desde Ginzo, se observa bien el carácter aislado del valle, cercado entre suaves montañas. Damos una vuelta y apenas hay gente. Un vecino nos dice que apenas queda nadie ya, y que todos los vecinos emigraron, o a Orense o a Barcelona. Seguimos por tanto ruta y llegamos a Santiago de Rubiás. Aparcamos en busca de la iglesia. Una placa recuerda allí la existencia del Coto. No hay ningún bar en el pueblo. Finalmente enfilamos Rubiás, cerca de Santiago. Desde allí partía el Camino Privilegiado, una ruta de unos pocos quilómetros que funcionaba como camino franco para los vecinos del Coto hacia Portugal; lo que les permitía comerciar libremente con los vecinos sin ser molestados por nadie.
Está cayendo la tarde ya cuando paseamos el Camino. Es una tarde hermosa de invierno y se nos ha ido la luz cuando decidimos regresar al coche y enfilar hacia Chaves.