Revista Diario

La raza de los sabelotodos.

Por Negrevernis
Están entre nosotros los miembros de una raza única, pero poderosa, capaces de multiplicarse por arte de magia. Son los de la raza de los sabelotodos.
Los sabelotodos gustan de manifestarse en los actos públicos, preferiblemente entre pequeños grupos mixtos. Antes de actuar y desplegar todos sus saberes rodean con la mirada a aquellos que tienen más cerca, seleccionando el grupo sobre el que van a actuar y analizando el tema del que se esté hablando. Después, el sabelotodo se dirigirá con paso decidido, pero disimulado, aprovechando seguramente que conoce a uno de los miembros del grupo -prefiriendo ser presentado por alguien del género femenino (vulgarmente llamado "miembra"). Después de escuchar por dónde van los tiros, entrará en la conversación sin posibilidad de marcha atrás:
- Eso me pasó a mí cuando...
Pero los de la raza de los sabelotodos tienen una gran capacidad inicial de camuflaje, a fin de no ser detectados por miembros de otras razas. Por eso a veces se disimulan entre adolescentes, adoptando su aire pasota, en las clases:
- Profe, eso que dices es lo mismo que aquello que explicaste cuando...
O son aquellos alumnos que comentan mirando de soslayo lo que el profe está explicando, porque, claro, todo lo saben, nacieron sabiendo, su vida es demostrar conocimientos. Y es que el sabelotodo procede de un espermatozoide o un óvulo especial, increíblemente mutante, con asombrosa capacidad de absorber conocimientos, destinado a la gloriosa tarea de ennoblecer y aumentar la sabiduría de la raza humana con sus experiencias mundanas.
Los de la raza de los sabelotodos se multiplican, irradian, se dispersan, se elevan a miles de potencias. Un sabelotodo puede aparecer en la boca del metro, informando concienzudamente sobre la mejor combinación para tu destino, estar junto a ti en el autobús -conociendo el momento justo en el que el atasco es ya fruto de un accidente- o en la sala de espera del hospital, lugar en el que desplegará sus eficaces conocimientos sobre tus síntomas y los del enfermo de al lado, pues todo lo ha vivido, experimentado y percibido:
- A mi nuera, la que está casada con mi hijo-el-pequeño, le pasó exactamente lo mismo...
- Pues mi niño, cuando era pequeño, tenía unos cólicos que... sólo con una medicina recomendada por...
- ¡Huy! Eso que tiene usted no es nada, hombre. Mire lo que me pasa a mí en la rodilla derecha cuando...
- Que no, mujer, que no, que le digo yo a usted que en la herboristería de mi barrio tienen unas pastillas que...
La raza de los sabelotodos.

Volver a la Portada de Logo Paperblog