Revista Cultura y Ocio

La Real Aduana

Por Dapalo
La Real Aduana

Texto y foto: CANTABRIA Y SANTANDER EN EL RECUERDO

En 1786 Carlos III dispone que como complemento al nuevo barrio de Santander, que se construya la Real Aduana, entre las calles de Ribera y Don Gutierre y en línea con las casas proyectadas para el muelle, es decir, en el espacio que anteriormente ocupaban el tramo de muralla , en concreto, el comprendido entre el portillo de Don Gutierre y la Puerta del Mar, también denominada del ‘Peso de la Harina’.

José Alday lleva a cabo cinco planos del edificio, pero la Real Academia de San Fernando no los aprueba y designa al arquitecto Juan Pedro Arnal para que supervise el proyecto.

En 1790 se aprueban los nuevos planos, pero el edificio ya había comenzado a construirse en 1788, fecha en la que José Rodrigo de Rubalcaba y Pedro de la Revilla, “maestro arquitecto en el arte de la cantería”, vecinos de Helechas, se obligan a la “saca, labra y conducción de 5.000 varas de piedra”de las canteras de San Justo.

El propio Pedro de la Revilla e Ignacio de la Portilla se encargan de las obras de cantería y carpintería, poniendo un cuidado especial en la ejecución de puertas, ventanas, pilastras y arcos.

La disposición de las habitaciones reales en la Aduana:

Para el rey estaban primorosamente amuebladas.

Antecámara: Cortinajes amarillos, sillones de terciopelo morados y candelabros de hierro y bronce.

Cámara o salón de recibo: .Tres muebles de Bull muy notables, sillería de raso-damasco en verde y amarillo, espejo dorado y cuadro al óleo de Carlos IV, Fernando VII, Isabel II y su esposo don Francisco de Asís.

Despacho: Una mesa de palo santo con incrustaciones doradas y acero, sillería de tafilete nogal y figuras de bronce en las rinconeras.

Cama: También de palo santo, tallada, pabellón de damasco carmesí y cortinas blancas bordadas.

Dependencias de la princesa de Asturias en la Aduana:

Pieza de entrada igual a la del rey, salón de sillería de damasco azul y colores, con “neceseres” de Bull, velador y bastantes floreros.

Tocador: Con “toilette” de palo santo y mármol de Carrara, sillería de “Reps” encarnada y un espejo.

Cama: De Bull, con dosel de raso encarnado y cortinas blancas bordadas.

Sillería: De cretona y reclinatorio de palo santo.

Comedor: Para veintiocho cubiertos.

Escalera: Imitando a un jardín lleno de flores.

El edificio, vinculado al estilo tardobarroco de Ventura Rodríguez, presentaba una fachada organizada por medio de grandes pilastras de orden rústico gigante y las esquinas resaltadas con sillares almohadillados, que también flanqueaban la calle central, integrando los
capiteles en una robusta cornisa.

Es muy probable que este proyecto, del que se desconoce su distribución interior, fuera el que dio lugar al edificio que se situaba al principio del muelle nuevo hasta su destrucción por el incendio de 1941.


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