Revista Opinión

La realidad, el realismo, el principio de realidad, la coacción

Publicado el 22 abril 2012 por Romanas

La realidad, el realismo, el principio de realidad, la coacción    Rajoy: el racismo y desigualdad:
"Ya en épocas remotas –existen en este sentido textos del siglo VI antes de Jesucristo- se afirmaba como verdad indiscutible, que la estirpe determina al hombre, tanto en lo físico como en lo psíquico. Y estos conocimientos que el hombre tenía intuitivamente –era un hecho objetivo que los hijos de "buena estirpe", superaban a los demás- han sido confirmados más adelante por la ciencia: desde que Mendel formulara sus famosas "Leyes" nadie pone ya en tela de juicio que el hombre es esencialmente desigual, no sólo desde el momento del nacimiento sino desde el propio de la fecundación....…Todo ello constituye demostración matemática de que el hombre no se conforma con su realidad, de que aspira a más, de que busca un mayor bienestar y además un mejor bien ser, de que, en definitiva, lucha por desigualarse.  Por eso, todos los modelos, desde el comunismo radical hasta el socialismo atenuado, que predican la igualdad de riquezas,.. la imposición de la igualdad, son radicalmente contrarios a la esencia misma del hombre, a su ser peculiar, a su afán de superación y progreso y por ello, aunque se llamen asimismos "modelos progresistas" constituyen un claro atentado al progreso, porque contrarían y suprimen el natural instinto del hombre a desigualarse, que es el que ha enriquecido al mundo y elevado el nivel de vida de los pueblos, que la imposición de esa igualdad relajaría a cotas mínimas al privar a los más hábiles, a los más capaces, a los más emprendedores…de esa iniciativa más provechosa para todos que la igualdad en la miseria, que es la única que hasta la fecha de hoy han logrado imponer".  (*) Publicado en El Faro de Vigo.
 Creo que la mejor definición de la política que conozco es aquella que la identifica con el arte de lo posible.
 O sea es la realidad la que lo condiciona todo en política. De nada valen aquí los ensueños evanescentes de pensar en la dictadura del proletariado porque ahora, este sueño no es que no sea posible es que su sola formulación es una locura que nos llevaría a todos al manicomio.
 Los que me conocen ya de antes saben que soy comunista hasta el tuétano, pienso con toda la fuerza de mi viejo corazón que es la única ideología decente, que todo lo demás no es sino hojarasca que las turbias mentes que llegan al gobierno de las naciones agitan como señuelo para engañar a la gente: lo que hay en este mundo le pertenece por derecho propio a todos los que habitan en él, porque, contra lo que sostiene Rajoy, todos somos iguales.
 Es por eso que no comprendo como un tipo tan deleznable como Rajoy ha podido llegar al poder en un país que se cree civilizado pero que no lo está, porque ello significa algo más que saber leer la prensa más canallesca del mundo y pasarse horas y horas delante de la tv, tragándose toda esa basura que constituyen hoy el más firme trasunto de aquellos pan y juegos circenses que propugnaron Nerón y el resto de los emperadores romanos.
 Rajoy es un perfecto canalla pero, en contra de lo que se dice, no ha engañado a nadie que no se quisiera engañar porque hace ya mucho tiempo que se quitó la careta y escribió en El Faro de Vigo aquellos infumables artículos en los que defendía furiosamente la desigualdad y el racismo.
 ¿A qué viene, pues, ahora, quejarse tan amargamente de todas esas medidas que no tienen otro objetivo que hacernos radicalmente desiguales?
 Casi siempre uno tiene lo que realmente se merece.
 Teníamos al frente del gobierno a un tipo que, por lo menos, era una buena persona, todo lo bueno que puede ser un tío que se dedica a la política profesional, se ha ido de La Moncloa sin que nadie le pueda achacar un sólo chanchullo, una sola medida que pretendiera el medro personal.
 Es todo lo contrario de todos estos sinvergüenzas que fueron a la politica (Zaplana dixit) sólo para enriquecerse y que, además, tuvieron el cinismo de afirmarlo claramente. Hoy, cada uno de ellos ocupa varios puestos de enriquecimiento en varias de las empresas en las que ellos colocaron como mandamases a sus mejores amigos.
 Teníamos un presidente de gobierno que luchó denodadamente por mantener la mayor parte de todas esas prestaciones sociales que constituyen el Estado del bienestar y lo hizo hasta que lo llamaron a capítulo toda esa gentuza que hoy gobierna el mundo y le dijeron: “O hace usted esto, esto y esto, o mañana mismo los intervenimos”.
 Y los que se lo decían no eran nada menos que el emperador Obama y la Führer del Cuarto Reich, la Merkel y aquí viene el título de esta pequeña crónica: la realidad, el realismo, el principio de realidad, la coacción.
 La realidad es la que es. El nuestro es un país no sólo insolvente sino también improductivo, no producimos nada que no sea sol y verduras, pero el sol sale casi todos los días en casi todo el mundo y las verduras las producen ya a mejor precio todos esos otros países mediterráneos que nos rodean.
 ¿Entonces? Este pobre hombre no hizo sino lo que no tenía más remedio que hacer, agachó la cerviz y puso el cuello para que se lo cortaran a rodajas, porque si hubiera dicho que no, al día siguiente yo y todos los otros pensionistas de este país no hubiéramos podido cobrar la pensión, y lo mismo hubiera sucedido con los funcionarios, en el país se hubiera hecho ostensible nuestra quiebra y hubieran comenzado los suicidios en las plazas públicas.
 Y por eso, sólo por eso, lo ha crucificado un pueblo abducido por los programas de una televisión que se ha propuesto reducirnos al nivel de las bestias y por la prensa más canallesca del mundo.
 Incluso han colaborado más activamente de lo que parece a dicha crucifixión esos nuevos movimientos ¿izquierdistas? que 5 días antes de las elecciones locales surgieron de la nada como los hongos en el bosque, qué casualidad, e hicieron todo lo posible para que dichas elecciones las ganara la peor ultraderecha del mundo, ésa que cada  día se saca de la manga una tropelía mayor no ya contra el Estado del bienestar, sino simplemente contra el Estado, porque de lo que se trata, lo que esta gentuza quiere es suprimir al que es el único guardián de todos nuestros derechos, no en balde la avanzadilla de este ejército de corruptos lo gritó por todo los confines del mundo: "el Estado no es la solución sino precisamente el problema", Thatcher y Reagan.
 Entonces ¿de qué coño se queja ahora toda esta gente que ya no puede acceder ni a los hospitales ni a la enseñanza, dónde coño estaban cuando se votaba en las elecciones generales?, había que cargarse a aquel Bambi loco que nunca dijo cosas tales como que los hombres no sólo no son iguales sino que de ninguna manera deben de serlo porque eso lleva a la ruina a todos aquellos que lo han sostenido.
 De modo, amigos, que, ahora, no tenemos sino lo que nos merecemos por haber querido castigar a la única persona que realmente nos defendía frente a la insoportable coacción universal.
 Ahora, mis queridos amigos abstencionistas o que votaron en blanco, a aquellos también que cambiaron su voto a favor de posibilidades irreales, ajo y agua, no tenemos sino lo que nos merecemos. La pena es de todos esos millones de inocentes, niños y viejos discapacitados, que no tuvieron opción de defenderse. Es por éstos que lo siento, profundamente, a los otros que los jodan y, si es posible, un jodido pez espada.

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