Por su importancia reproduzco un magnifico hilo de Twitter donde el sr. Daniel Ari desgrana una terrible realidad que los medios ocultan.
Es ni mas ni menos el hecho que un judio israelí se juega, literalmente, la vida si se atreve a entrar en las zonas controladas por la Autoridad Palestina, en lo que constituye un autentico regimen de apartheid donde la presencia judeoisraelí no está permitida.
Es el APARTHEID PALESTINO, descrito magistralmente por Daniel Ari en el siguiente escrito:
“El cartel pone: «Esta carretera conduce a la Zona A bajo administración de la Autoridad Palestina. La entrada está prohibida a ciudadanos israelíes. Es peligrosa para su vida y contraviene las ley israelí.»
Probablemente el tuitero que me la envió pensó que se trataba de una prohibición palestina. Pero no, es israelí. Y está hecha con la única finalidad de proteger la vida de los israelíes. Sin embargo, no deja de ser curioso que cada día pasen palestinos a trabajar a Israel y ni un israelí pueda pasar a Palestina, porque no sobreviviría ni 5 minutos.
Bien, ¿qué son las zonas palestinas? Bajo los acuerdos de Oslo II, Cisjordania (es decir, Judea y Samaria) se dividió en 3 zonas, cada una con un status distinto. La Zona A está administrada exclusivamente por la Autoridad Palestina. La Zona B está administrada por la AP y por Israel, conjuntamente, y la C, donde están los asentamientos judíos, exclusivamente por Israel. (Ojo, estamos hablando de Cisjordania, no de Gaza). De Gaza se retiraron los israelíes unilateralmente en 2005, y hoy es un pequeño estado terrorista bajo el control de Hamas y con la destrucción de Israel y de los judíos, estén donde estén, en su carta fundacional.
¿Por qué ese cartel? ¿Exagero cuando digo que si un israelí coge esa salida no duraría ni 5 minutos en Cisjordania?
En la mañana del 12 de octubre del 2000, dos reservistas israelíes cogieron una salida equivocada de la carretera y fueron detenidos por policías de la ANP que los trasladaron a una comisaría de Ramala para someterlos a un interrogatorio. Al enterarse de la noticia, una multitud de palestinos acudió a la comisaría y, tras lincharlos (sin la menor oposición de la policía palestina), protagonizó una auténtica escena de canibalismo con los detenidos. Las escenas, en las que se ve a la turba de palestinos lanzando a los israelíes desde la ventana de una segunda planta, golpeándolos, partiéndoles las extremidades, extrayéndoles los órganos con las manos y pateándolos incluso después de muertos, fueron filmadas por un cámara de una televisión privada italiana.
Ricardo Christiano, entonces representante de la RAI, hizo publicar en el diario oficial palestino Al Hayat Al Jadidah un comunicado en el que se pedía se pedía disculpas al pueblo palestino por emitir las imágenes. Mark Seager, un fotógrafo británico que se hallaba en el lugar en ese preciso momento, fue golpeado por los policías palestinos para impedir que quedara constancia visual de la carnicería.
Más que dedicarle el espacio que esta noticia merecía, la respuesta de la prensa internacional fue preguntarse qué hacían los dos reservistas israelíes en ese lugar. El famoso “algo habrán hecho” con que a veces se condena a las víctimas. Y todo esto me lleva al tema de los famosos “asentamientos”.
Los asentamientos no son más que pequeñas urbanizaciones que cada tanto el gobierno israelí permite construir a colonos judíos (aunque sorprenda, Netanyahu ha permitido construir menos que sus predecesores). Se construyen en la Zona C antes citada. Estas zonas establecidas en los Acuerdos de Oslo II se establecieron de forma provisional, “hasta que se decidiera su status jurídico final”.
Son asentamientos creados en territorios en disputa, no ocupados. ¿Por qué en disputa?
A. Porque jurídicamente no pertenecen a nadie, y B. porque uno de las dos partes que se los disputan no tiene status jurídico de estado.
¿Por qué construye asentamientos Israel?
Pues muy sencillo. Israel sabe que el día que lleguen a un acuerdo con los palestinos (el día que los palestinos acepten oficialmente la existencia del estado judío y den garantías de no convertirse en una segunda Gaza, que eso es básicamente lo que pide Israel a cambio de territorios ganados legítimamente, no olvidemos, en guerras no provocadas por Israel y que forman parte del antiguo Reino de Israel, pero esto es secundario), los israelíes tendrá que ceder mucho territorio.
Y se retirarán encantados, créanme –como ya lo hicieron de Gaza o del Sinaí–. De hecho, entregarán más de lo que sería sensato entregar. Entregarán tierras que los palestinos reclaman pese a que no tienen ningún derecho a ellas. PERO, y aquí está el truco de cualquier negociador que se precie… Si en el momento de las negociaciones tus fronteras existentes (fait accompli) son un pelín más amplias,. será pelín menos lo que tendrás que entregar. Y me parece cojonudo, oiga.
Israel siempre da *tierras* a cambio de *paz* (es decir, infungibles a cambio de fungibles, sólido a cambio de aire, material a cambio de etéreo) y, créanme, ya no les queda mucho para dar. Cuando llegue ese día (que mis ojos no verán, vista la escasísima disposición de los palestinos a llegar a un acuerdo), cuando sea gran parte la Zona C, el propio ejército de Israel se encargará de sacar, de los pelos si hace falta, a los colonos judíos que no quieran evacuar la zona, abandonar sus casas, sus pertenencias, etc. Lo hará porque habrá llegado a un acuerdo y los acuerdos se cumplen.
Lo hará porque así lo ha hecho siempre. Lo hizo en el Sinaí y lo hizo en Gaza (incluso sin acuerdo, porque la retirada de Gaza fue una medida unilateral por parte de Israel.
Nota: La carnicería de Ramala que describo más arriba se realizó con los israelíes *aún con vida*. No pongo fotos ni vídeo porque las imágenes son MUY crudas. Pero las puedes encontrar en Internet.
Los interesados pueden ver parte del metraje de la tele italiana aquí:
Y aquí se ve cómo un palestino baila con el corazón de uno de los linchados en la mano:
¿Paz con esta “gente”? Difícil lo veo.” Autor: Daniel Ari