Revista Sociedad

La rebelión de la máquinas

Publicado el 21 noviembre 2016 por Salva Colecha @salcofa

En estos tiempos que vivimos creo que estamos todos de acuerdo en que el dinero gobierna el mundo. Hemos llegado a un nivel de globalización en el que los gobiernos de cada estado pueden hacer muy poco más que ser unos meros administradores del “parné” que les llega de los organismos supranacionales. Por desgracia la realidad es que el mundo es dinero. Pero ¿y si el dinero estuviese controlado por las máquinas?.

Resulta raro de explicar pero hoy en día el dinero está gobernado por robots que no saben de horarios o cansancio a los que poco les importa si su actuación es o no

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socialmente reprobable porque en su programación no figura ni una sola línea donde se hable de sentimientos. Eso de no tener corazón ocasiona muchísimos macro movimientos financieros que han causado verdaderos desastres a la humanidad y que no podrían explicarse sin poner por en medio un cerebro malvado estilo Doctor No o Fu-Man-Chú (que, oye, también es una opción pensar que nuestro gobierno es un grupo de minions a las ordenes de uno de estos, me pillo a Skeletor, por aquello del Hallowen).

Allá por el 2008 ya fue complicadillo poder explicar como habíamos llegado a aquello de la crisis de las hipotecas basura (“subprime” para los finos). El caso es que el sistema económico se fue a tomar viento por una serie de operaciones en masa que si te paras a pensarlo, no tenían ni pies ni cabeza. Ahora está volviendo a suceder, no se si os habéis dado cuenta de que por la tele ya vuelven a aparecer anuncios de coches y de casas. Mal asunto, han olido dinero y vienen a llevarse lo poco que nos queda.

Bueno, a lo que íbamos, decía yo que los robots están operando cada vez más frecuentemente en los sistemas financieros (ahora es cuando pensáis aquello de que “a este definitivamente se le ha ido la pelota”, puede).

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Hemos entrado en un periodo de altísima velocidad financiera en el que la imagen que tenemosde al bolsa esa de gente gritando como locos es hitoria. Me explico. Resulta ser que el “Crack” de 1929 tardó casi un mes en fraguarse y hundir todo el sistema económico, la tormenta se desencadenó lentamente hasta que los rayos partieron a los inversores, uno a uno. Actualmente, en 2010 sólo CINCO minutos fueron necesarios para producir un crack enorme (alias Flash Crack) En esos 5  minutos del cafecito se fue todo a freír monas. ¿A que se debió la cosa? Simple, una de estas máquinas (HFT para los amigos) se puso a vender participaciones como si se fuese a acabar el mundo “et volià”, cundió el pánico.

El asunto está en que las maquinitas de marras (en realidad son unos programas informáticos) están programadas para efectuar tropecientas-mil operaciones por segundo, como si fuesen un bróker de esos estresados

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de los de antes o un Trader (más moderno y cool) pero a unas velocidades de vértigo, ahí está su eficacia. Es la era de la negociación de alta frecuencia. Esta guerra de robots se realizan operaciones de céntimos de euro pero como hacen miles por segundo, sus dueños se forran. Y si encima están en manos de gente tan poco escrupulosa como para llegar a pensar en ponerlas lo más cerca posible de los ordenadores del mercado financiero para arañar micro segundos a las otras máquinas, la debacle para los humanos está asegurada, sólo es cuestión de tiempo que la aceleración y la codicia nos lleven al desastre por culpa de las maquinitas que cada vez andan más y más rápido como Joshua, el ordenador de “Juegos de guerra” que acabó bloqueándose a sí mismo intentando ganarse a sí mismo en una partidita de “Tres en raya”.

Esto se que suena demasiado a “La guerra de los mundos” pero ya nos

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acordaremos de esto cuando en Europa nos digan que la economía está fatal y que tenemos que hacer más sacrificios, de los de verdad, de los que nos empobrecen y nos quitan lo poco que nos queda para comer. En el fondo nos habrán condenado a ello las máquinas y habremos pasado a otro estadio en el que esperemos que , por lo menos, las tres leyes de la robótica de Asimov tengan alguna vigencia. Aunque visto como respetan las “normales” nuestros dirigentes menos me cabe esperar de los robots.

Están llamando a la puerta, miraré por la mirilla no vaya a ser Schwarzenegger-Terminator preguntando por Sarah Connor en lugar del mensajero con un paquete


La rebelión de la máquinas

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