Revista Sociedad

La rebelión de las masas

Publicado el 19 mayo 2011 por Abel Ros

El efecto sorpresa ante la conglomeración de miles de jóvenes y no tan jóvenes en la plaza del Sol de Madrid,  ha sido la guinda que le faltaba a la derecha para conseguir la victoria deseada en pro de la probable abstención de la masa indignada.
Los paralelismos entre el efecto llamada del invento de  Mark Zuckerberg, y las concentraciones de grandes aglomeraciones en plazas simbólicas del país,  nos recuerda a los brotes de la insurgencia árabe en Túnez, Egipto y Libia.
Mientras los indignados de los países del sur pedían a gritos la democracia, los indignados de Madrid solicitan un modelo democrático  más participativo y menos sujeto al servilismo de los mercados.
El “descontento social por la organización sistémica del poder” es el nexo invisible que une los paralelismos sustanciales de estas revueltas sociales.

La generación “ni, ni”, o dicho en términos sociológicos; aquella que “ni estudia ni trabaja” ha levantado los ecos del mayo francés para hacerse oír y salir del letargo escéptico de los últimos años.
Los incumplimientos constitucionales del “pleno empleo” y la “vivienda digna” en contraste con tasas de desempleo juvenil del 45% y las “trabas continuas de la élite pudiente bancaria” para salir del nido familiar han sido el caldo de cultivo propicio para que explotase la olla a presión en la plaza del Sol.
El oscurantismo político de los manifestantes, así como el conglomerado ideológico de una “supuesta izquierda descontenta”, tendrá sus repercusiones en las urnas electorales.
Mientras la derecha tiene a todos sus disciplinados votantes con el sobre preparado en las “entradas de sus casas”, los votantes de izquierda temen que el probable efecto abstencionista de los escépticos disgustados;  otorgue una holgada victoria a esa “derecha pasiva” que realiza las gestiones  para desalojarlos de inmediato, como si fueran esos “mendigos de Gallardón“.

Hoy más que nunca se debería realizar un sondeo metroscópico a estos miles de jóvenes indignados para, sobre una base probable, tener una evidencia empírica de sus intenciones de voto.
El hombre – masa definido por Ortega y Gasset como aquel que su vida carece de proyectos y va la deriva; es el joven  ”ni ni” contemporáneo que contra la losa de su prejuicio social,  quiere gritar para que la historia lo ponga en su lugar.
El movimiento 12-M, o dicho en términos propios, la plataforma “Democracia Real Ya” será recordada por aquella masa de jóvenes al estilo francés del 68 que en mayo del 2011,  y a pocos días de unas eleccines municipales y autonómicas, ocuparon las calles de distintas capitales con el objeto de mostrar su “cabreo” y salir de la “masa”.


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