En 1450, la agresividad de los cristianos contra judíos y musulmanes, se va acentuando progresivamente, se traduce en la promulgación de una serie de ordenanzas contra ellos , en las que se les impone una serie de medidas restrictivas como la prohibición de andar de noche por las calles, entrar en iglesias o monasterios sin autorización, salir de sus casas durante las festividades cristianas, así como la obligación de llevar señales distintivas cosidas en sus ropas.
Los judíos de Toledo se quejaron ya que el rey, Juan II, había dado una orden para que se revocasen y anulasen todas las ordenanzas antijudías que en el reino castellano se hubiesen establecido, pues habían sido muchos los lugares que lo habían hecho, y los judíos se marchaban de aquél.El rey mandó que el Ayuntamiento de Toledo cumpliese su orden y éste, reunido el 23 de febrero de 1452, revisó las ordenanzas, suprimiendo algunas, pero modificando y manteniendo otras.
Varios incendios acompañan los estados de desequilibrio social que se presentan aún en el siglo XV. Apoyados por la Liga de Nobles, que destronaron simbólicamente a Enrique IV en la llamada Farsa de Ávila el 5 de julio de 1465 y coronaron a su hermano Alfonso (hecho del que se acuerda Jorge Manrique en la Coplas por la muerte de su padre en 1476), los cristianos viejos comenzaron a limpiar las tierras de Castilla de todos aquellos que llevaban sangre judía, ya fueran judíos o conversos, y a los musulmanes convertidos al cristianismo. Éstos, sintiéndose amenazados, se sublevaron en Toledo el día de los fuegos de la Magdalena, el 22 de julio de 1467.
Fuertemente armados, los conversos pusieron cerco a la catedral y mantuvieron a los cristianos asediados después de matar a dos canónigos y a algunos más. Un millar de cristianos y un refuerzo de ciento cincuenta hombres llegados de Ajofrín vinieron a socorrer a los asediados. Los conversos tomaron puertas y puentes de la ciudad y montaron cuatro barricadas.
Los combates se iniciaron entonces en los alrededores de la catedral y prosiguieron en el barrio de la Magdalena. Los asediados pudieron salir, unos dicen que por la puerta que da sobre la calle de Ollas; otros, que por la del Reloj. La respuesta de los conversos fue prender fuego al barrio de la Magdalena.
Todas las casas vecinas al Corral de Don Diego ardieron al instante. Fray Mesa, cronista de Castilla, dice que el fuego se extendió con la fuerza del viento a la Trinidad, pasó cerca de San Juan de la Leche, redujo a cenizas la calle Nueva y la de la Sal, llegando hasta el mercado de las especias y hasta la iglesia de Santa Justa.
El incendio prosiguió, según el cronista, por la calle de los Tintes y quemó la casa de Diego García de Toledo. Mil seiscientas casas quedaron destruidas. Los cristianos viejos, después de largos días de lucha, pudieron finalmente controlar el fuego y reducir a los conversos. Su cabecilla, Fernando de la Torre, fue ajusticiado; muchos otros conversos correrían la misma suerte en días posteriores.
Fuente: http://www.redjuderias.org/google/google_maps_print/toledo-es.html
Revista Cultura y Ocio
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