Y del spam. Y de la madre que los parió.
Acabo de instaurar las palabrejas esas que hay que escribir antes de poder comentar. Mil perdones pero Blogger está sufriendo un ataque de bichos malos que ríete tú de las nubes de mosquitos que atravieso con el coche cuando paso cerca del río. Que, por cierto, a ver si lavo el coche porque el color 'tripa de mosquito espachurrada en su jugo' no le acaba de sentar bien. Pobre.
Total, que eso. Que la rebelión de los robots. Y que ya está una harta de ver que tiene un comentario, ir como Heidi en busca de Pedro (ilusión, mejillas sonrosadas, saltitos, iololehihuu y tal) a abrirlo y ver que es un bot americano intentando venderte no-queráis-saber-qué. Amos, con la emoción no se juega. Jopetas.
Y con esta no-entrada queda empezada y terminada mi semana bloguera, que, en términos generales, está siendo muy pro y muy, como se dice en inglés, multitasking. Mujer orquesta de toda la vida. Currar, exámenes de inglés y preparar (o pensar continuamente que tienes que prepararlo pero no hacer nada) viaje a la capital del reino. Observaréis que de los exámenes de inglés no os he llorado nada, pero no os asustéis, no. No es que haya madurado o que mi 'hermionismo' haya desparecido, qué va. Es que no he tenido tiempo. Pero la gente que me aguanta por Whatsapp puede dar fe de que todo sigue igual. Ya os pagaré unas cañas o algo, hermosos.
Por ahora he hecho el oral y... ¿sabéis de esa sensación de envolver un recuerdo en un paquete muy prieto y pegarle imaginariamente una patada como si fuera un balón para mandarlo lejos-lejos? ¿No? ¿Soy sólo yo la que utilizo esa técnica para no-pen-sar? Hum... Bué, el caso que eso. Patada y no quiero saber más de lo que hice, dije o farfullé el día del oral. Prefiero olvidarlo. Prefiero no sufrir. Dejadme sola.
Eso sí, mañana es el escrito y para ese tengo muchas ganas. Porque me encanta -venga, lo voy a confesar- hacer exámenes de inglés. Aunque voy yo muy confiada y vete a saber. A ver si esta noche, de cara al listening, puedo ver el noveno capítulo de Game of Thrones, que como no pasa eso que sabemos que va a pasar, me lo he tomado con calma. Pero Jon es mucho Jon y hay que estar ahí. Jon Snow forever. Stark forever. Tyrion forever.
Lo dicho, chatos. Nos vemos la semana que viene.