Hace tiempo que vengo comentando en este blog que el sector del automóvil está embarcado en una reconversión imparable de consecuencias muy importantes desde todos los ámbitos.
Los drivers de esa transformación son, a mi parecer:
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El cambio climático, que obliga a reducir o acabar con la polución producida por el sector. Y que implica un impulso decidido del vehículo sostenible; principalmente, hoy por hoy, eléctrico.
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La expulsión del automóvil privado de las grandes ciudades, en beneficio del transporte público y de otras formas de movilidad individual sostenible.
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La tendencia de las nuevas generaciones a acceder al uso del automóvil como un servicio, no como un activo en propiedad y un elemento de estatus, promoviendo en consecuencia el alquiler y el uso compartido. El ratio de uso anual medio de cada vehículo crecerá exponencialmente, y en definitiva se necesitarán menos autos.
La conclusión de todo ello es que en los próximos años se fabricarán y se venderán menos vehículos, y serán todos sostenibles. Las administraciones públicas de los principales países ya están poniendo fechas concretas para alcanzar ese hito.
¿Qué repercusión tendrá todo ello en el sector? Va a cambiarlo radicalmente, haciéndolo más pequeño y potenciando su vertiente de servicio frente a la meramente industrial. Es decir, potenciando los intangibles en un sector que ha sido el paradigma de lo físico, de lo tangible.
Eso implicará:
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Menos marcas. Una tendencia que lleva años y que va a continuar. Y que se produce a la vez que nuevas marcas entran en el mercado. La más destacada, Tesla.
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Menos modelos. En paralelo a la pérdida paulatina de su valor de estatus.
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Menos fábricas. Una consecuencia lógica. Por haber menos marcas y modelos, por haber una demanda menor y por concentrarse la fabricación en el coche eléctrico. Los países que acumulan fábricas, han de ir preparándose.
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Menos empresas auxiliares del automóvil. Porque los coches eléctricos tienen una mecánica más sencilla y porque se fabricarán menos autos.
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Una red comercial reconvertida en red de servicio a demanda. Las marcas están comprando empresas de alquiler porque ya lo ven venir. La venta directa irá en auge.
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Una red de servicios técnicos reconvertida y reducida por la menor necesidad de mantenimiento del auto eléctrico, y muy unida a la red de servicio comercial. Los concesionarios que hemos visto históricamente habrán de rediseñarse física y organizativamente.
El impacto de todos estos cambios será enorme en todos los países. En algunos como España, sede de fábricas pero no de marcas (Seat pretende ser una marca española pero en realidad es alemana). Los gobernantes y los ciudadanos de esos países han de ser conscientes de todo lo que viene y prepararse para hacer frente a ese tsunami tratando de minimizar el impacto negativo en el PIB, en la tasa de desempleo, en el déficit público...).